El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Quirónsalud y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) dan a conocer los resultados del proyecto Emociones a través del arte, una investigación iniciada en mayo de 2024 que une el arte, la salud y la educación. Este estudio tiene como objetivo descubrir e identificar las emociones inconscientes que producen las obras de arte en las personas que las observan y explorar los beneficios para la salud. Además, responde a la necesidad de comprender el impacto del arte en las personas, respondiendo cuestiones como: ¿cómo se interactúa con las obras de arte?, ¿qué parte del cuadro se mira primero? o ¿qué elementos captan la atención en función de esas emociones?

Los resultados han demostrado que el color y la composición de las obras influyen en las emociones del espectador. Los tonos cálidos y las composiciones equilibradas tienden a generar emociones positivas, mientras que los contrastes de luces y sombras suelen intensificar el impacto emocional. Por ejemplo, La Cena de Emaús (h. 1633-1639), de Matthias Stom, genera un interés contemplativo y reflexivo mientras que obras como El violinista alegre con un vaso de vino (h. 1624), de Gerard van Honthorst, evocan emociones más dinámicas y activas, destacando la diversidad de respuestas emocionales ante diferentes estilos y contenidos artísticos.
Normalmente, las emociones están combinadas, pero el estudio ha revelado que algunas pinturas generan exclusivamente emociones positivas, mientras que otras provocan únicamente emociones negativas. Estos hallazgos sugieren que las características visuales específicas de una obra no solo dirigen la atención del espectador, sino que también desempeñan un papel crucial en la generación de respuestas emocionales, tanto conscientes como inconscientes. Además, abren nuevas vías para futuras investigaciones y aplicaciones en áreas como el bienestar y la salud emocional, subrayando el poder del arte como herramienta terapéutica y su capacidad e influencia en el bienestar y la salud de las personas.
Las investigadoras Ana Reyes, profesora titular en la Universidad Rey Juan Carlos, y Rebeca Antolín, doctora en Ciencias de la Información, han estudiado a lo largo de ocho semanas a un grupo de 127 participantes (67 % de mujeres, 31 % de hombres y un 2 % de personas de otro género) con edades comprendidas entre los 18 y 65 años. En un laboratorio controlado, han identificado las emociones predominantes que producen 125 obras de arte que abarcan las principales épocas y estilos presentes de las colecciones ThyssenBornemisza y Carmen Thyssen.
Reconociendo la complejidad de medir las emociones, han implementado metodologías innovadoras que combinan técnicas tradicionales de autoinforme con avanzadas herramientas biométricas, permitiendo medir emociones suscitadas por obras artísticas, además de discernir y entender las reacciones específicas de los participantes.
Mediante el uso de equipos neurocientíficos como el eye-tracking –que recoge los movimientos oculares para identificar qué elementos de una obra captan más la atención del espectador–, el reconocimiento facial –que mediante una cámara ha recogido y decodificado las expresiones faciales mediante algoritmos–, y la respuesta psico-galvánica de la piel (GSR) –que detecta la actividad electrodérmica de la piel permitiendo identificar los estados de activación que se produce al experimentar una emoción–, se han podido superar las limitaciones asociadas al uso individual de cada técnica, ofreciendo una visión más completa y precisa de las respuestas emocionales. Además de las mediciones biométricas, se ha utilizado el modelo circumplejo de las emociones Plutchick para clasificar las emociones que creían haber sentido los participantes al observar las obras seleccionadas.
Durante la investigación se han recopilado 9.525 estímulos biométricos (3 métricas por obra por participante), complementados con 3.175 autoinformes basados en el modelo circumplejo de Plutchik (25 por participante). Esta extensa base de datos de 12.700 métricas ha capturado tanto las activaciones fisiológicas como las percepciones conscientes. La metodología combinada ha permitido analizar y proporcionar una comprensión profunda de las emociones detallando que ciertos elementos de las obras, como los rostros humanos en las pinturas, atraen la mirada con mayor rapidez y establecen una mayor conexión emocional con el espectador. Por ello, a partir de los datos obtenidos, se ha desarrollado una experiencia visual interactiva única, centrada en la percepción individual de cada espectador, que permite explorar qué emociones despiertan las obras.
Esta iniciativa no solo invita a descubrir y comprender el impacto del arte en las emociones desde una perspectiva personal, sino que también propone un proceso de autoconocimiento vinculado con la salud y el bienestar. A través de esta nueva web, cada espectador puede redescubrir las obras de la colección desde una perspectiva completamente innovadora y su conexión con las emociones e impacto en la vida cotidiana. Este estudio, pionero en la investigación emocional vinculada con el arte, posiciona al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza como el primer museo en realizar un análisis exhaustivo sobre las emociones que provocan las obras en los espectadores.
“La experiencia del paciente es clave en nuestro compromiso con la salud, y este tipo de iniciativas contribuyen no solo a seguir ampliando conocimiento, desde la evidencia científica, sino también a abrir nuevos horizontes para continuar trabajando por la excelencia en el cuidado y bienestar de las personas, analizando todas las dimensiones que les impactan”, ha explicado la doctora Cristina Caramés, directora asistencial y de investigación de Quirónsalud. “El arte tiene un impacto positivo en la salud y en el bienestar de las personas”, ha comentado Evelio Acevedo, director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
“La OMS recomienda la integración de arte y salud. Así, esta colaboración del Museo Thyssen con Quirón Salud y la Universidad Rey Juan Carlos ha investigado el impacto de la pintura en el estado emocional de las personas y representa un avance en el uso terapéutico del arte. El museo tiene entre sus objetivos ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas, por eso llevamos años colaborando con asociaciones e instituciones médicas que comparten ese mismo fin en programas sobre cáncer de mama, salud mental, salud infantil, dolor crónico y, en general, sobre el bienestar de las personas”.
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