Buenos días, empieza una semana muy distinta a las de siempre, más que nada porque ¡he sido papá! El viernes antes de las doce de la noche, Belén y yo nos fuimos hacia la clínica Quirón dónde Belén dio a luz a Noa, a las 7:12 exactamente, una niña preciosa que con 3.370 gramos nos ha regalado 3.370 motivos para ser muy felices.
Todo el fin de semana ha sido como un relámpago, ha pasado rápido y por otro lado ha sido fugaz, excitante y, de alguna forma, transcendente.
Ser padre, una sensación que todavía no conocía y que, como muchos dicen, por mucho que te lo cuenten, sólo la entiendes cuándo la vives. Todavía queda mucho por vivir, pero de momento sí puedo decir que es como estar en un nuevo país, en una nueva casa y en una nueva dimensión de la relación de pareja…
“Verás cómo te cambia la vida”, te dicen muchos que ya han pasado por ahí. Sí, te cambia la vida y no sabes cómo, ni te lo pueden contar, porque es una sensación indescriptible. Pero te cambia, es lo único que puedes decir, y esto acaba de empezar.
El fin de semana ha sido un ir y venir de familiares y amigos por nuestra habitación en el hospital, un poco ajetreado, la verdad, y con muchas tareas nuevas que uno no conoce a fondo: cambiar pañales, poner bodys con cientos de clics, relajar y calmar a Noa y, sobretodo, asistir a Belén en todo lo que pueda necesitar, la principal protagonista de esta historia, después de Noa, claro.
La principal sensación que tengo es la de que alguien muy frágil comparte ahora nuestra vida y eso le añade un “mega-super-extra-plus” de responsabilidad, especialmente para un friki de tener todo bajo control como yo: la intuición me dice que cuando se trata de niños pequeños, eso de controlar la situación es muy difícil. Así que me tendré que ir acostumbrando todavía más a confiar en la sabiduría de la naturaleza en todo lo que concierne al crecimiento saludable de Noa y, evidentemente, hacer todo lo que esté en mi mano para asegurar su bienestar.
En fin, todos los que hayáis sido madres y padres ya sabéis de este sentimiento de responsabilidad ante la fragilidad de un recién nacido, pero para mí ha sido algo nuevo.
De todos modos, yo aquí soy un simple actor secundario, ya lo avanzaba hace unos días cuando escribí este artículo para Belén, que ya tenía un sobresaliente como esposa, pareja, amante y amiga, y que ahora tiene además en su currículum una matrícula de honor como madre primeriza.
Son muchas las virtudes de la mujer, tantas como los millones de mujeres que han poblado la Tierra desde que el Homo es Sapiens, pero me quito el sombrero más que nunca por ver su capacidad de aguantar el sufrimiento. Hasta que no ves a una mujer durante unas horas aguantar las contracciones del parto, no te das cuenta de todo el poder interior que pueden llegar a tener. Sinceramente, sois muy admirables, todas.
Noa se parece en algo a mí, es muy puntual. Justo el día que cumplía las 40 semanas en el interior de Belén, el sábado 5 de noviembre, salía a darse un paseo por este mundo.
Por otro lado, ha sido también muy respetuosa con mi agenda (Noa, esto no tenías que haberlo hecho, pero te debo un regalo “chupi” para cuando cumplas los 18 años), ya que ha nacido en fin de semana, dejando espacio necesario para que, después de unos días de trabajo desde casa, pueda atender a otras de mis responsabilidades en esta semana que empieza.
Cuando trabajas para ti, eso de tomarte los 15 días de paternidad puede ser una quimera. Ni tan siquiera Belén lo hará, quien también intercalará su trabajo principal como mamá de Noa, con algunas de sus responsabilidades profesionales. Pero poco a poco y todo a su tiempo. También es cierto que, como siempre digo, somos muy privilegiados en todos los sentidos en lo que a vacaciones, ingresos, autonomía y felicidad en el trabajo se refiere. Así que ahora, todavía con más razones, nuestra vida seguirá siendo lo que nosotros decidamos hacer de ella, una aventura apasionante y fantástica.
De todos modos, aunque ahora no podamos descansar como es debido durante estas semanas, en breve tendremos 23 días de vacaciones en Navidad, con el típico viaje a Granada incluido.
Lo bueno y genial de todo esto: Noa está muy bien, muy graciosa y tan guapa como una muñequita. El sábado noche la acunaba a las 3:00 de la mañana y no me podía creer tener algo tan perfecto entre mis brazos. Belén está de maravilla, con la recuperación evidentemente, pero muy sana física, emocional y mentalmente. Nuestras familias también lo están disfrutando mucho. Así que de momento, sólo podemos que dar las gracias a todos por vuestro apoyo, a todos los que a través de Facebook y otras redes sociales, llamadas de teléfono, whatsapp o visita en el hospital habéis venido a celebrar este alumbramiento de Noa.
Aquí os dejo un pequeño regalo con los que Noa ha obsequiado a todos aquellos que han pasado por el hospital.
Que tengas un gran día.
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