Situada en la Alpujarra almeriense, Laujar de Andarax es la entrada natural a la comarca andaluza desde el Poniente; y es, con sus más de mil seiscientos habitantes y después de Alhama de Almería, el segundo municipio alpujarreño en población.
Se trata de una localidad fantástica en la que se mezclan los sabores tradicionales con unos paisajes maravillosos para ofrecer al viajero lo mejor de la provincia española con más horas de luz al año. Por estas y otras razones, Laujar de Andarax ocupa un puesto destacado entre las localidades que hay que visitar si uno quiere descubrir ese territorio místico que es la provincia de Almería.
Un paseo por su historia
De acuerdo con la leyenda, Laujar fue fundado como Araja por Túbal, nieto de Noé, lo que lo convierte en el pueblo más antiguo de España. Rico en agua en medio de una provincia desértica, no es de extrañar que Laujar estuviera ya habitado desde entre el Neolítico final y el comienzo de la Edad de los Metales. Sin mucha gloria durante el período romano, cuyo interés en la zona se basó en la extracción de metales de la Sierra de Gádor, es durante el dominio musulmán cuando empieza a adquirir cierta importancia, especialmente con la rebelión de los muladíes contra el califato de los Omeya.
Siglos más tarde, con la victoria cristiana en las Navas de Tolosa, Laujar de Andarax se convierte en la capital administrativa de la taha de Andarax, que incluía los municipios alpujarreños de Fondón, Bayarcal, Guarros, Paterna del Río, Fuente Victoria y Alcolea. Finalmente, la localidad, que fue entregada en 1489 a los Reyes Católicos junto con la propia Almería y otras áreas de la provincia, se convirtió en la última capital de la España musulmana al ser entregada como señorío a Boabdil tras la toma de Granada y justo antes de que éste vendiera los derechos señoriales a los Reyes Católicos en 1493 para partir definitivamente a Fez.
Con la toma cristiana, la convivencia entre los nuevos colonos y los musulmanes, conocidos como mudéjares, no fue sencilla; de hecho, hubo revueltas como la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571) hasta la pacificación relativa bajo el período de Felipe II, cuando la localidad se convierte en importante centro textil junto con Granada. Actividad que con el tiempo cedería espacio a la agricultura y, al llegar el siglo XIX, a la minería.
La uva y la minería supusieron una importante fuente de ingresos que, hoy en día, ha visto ya su final. Aunque la agricultura vitivinícola sigue teniendo un peso importante, el desarrollo del turismo rural y del sector servicios ha supuesto la revitalización económica de la localidad.
Tradición y cultura
Con una historia tan amplia, Laujar de Andarax es un pueblo rico en tradiciones, leyendas, y manifestaciones culturales; amén de su gastronomía y sus entornos.
Entre sus fiestas más importantes se encuentran la de San Vicente, celebrada el 22 de enero; la Fiesta de los Quintos, que tiene lugar el segundo domingo de marzo; la de San Marcos, el 25 de abril, con una hermosa romería hasta el nacimiento del río Andarax; y el 19 de septiembre se celebran las fiestas en honor a la Virgen de la Salud, patrona del municipio. Además, existen otras fiestas menores como la Semana Cultural de agosto, el Jueves Ladero, un jueves antes del Miércoles de Ceniza; y la Feria Vitivinícola de la Alpujarra
Por si esto fuera poco, el pueblo es célebre por la enorme cantidad de leyendas relacionadas con él Entre ellas se encuentra la de su misma fundación, la de los pozos de Aníbal, antiguas minas áureas cartaginesas cegadas para siempre; la de la tumba del gigante, enterrado en la Sierra de Gádor por las rocas que lanzaba su oponente desde Sierra Nevada; así como otras relacionadas con casos de brujería y casos de avistamientos de ovnis y diversas luminarias. Y todo sin contar la gran cantidad de historias que se cuentan entre sus calles.
Entre sus platos y productos típicos están la fritada alpujarreña, la olla de nabos, la olla mareá, sus embutidos y vinos; tabirnas colorás y gachas saladas.
Qué hacer y qué ver
Laujar de Andarax cuenta con un vastísimo patrimonio que es digno de visita y admiración. Además de los restos arqueológicos árabes y romanos, el viajero puede recorrer el pueblo y dejarse encantar por sus iglesias y ermitas, como la de Nuestra Señora de la Salud o la de las Ánimas, esta del siglo XIX; así como disfrutar del frescor del agua de la Fuente de la Plaza Mayor o de la Fuente de los Cuatro Caños, ambas del siglo XVII.
Pero, por si esto por sí mismo no fuera poco, siempre puede quedar embrujado por sus bellos parajes naturales, recorrer rutas como la del Aguadero, o continuar su camino hacia los pueblos de alpujarreños de Almería y Granada. Si no desea el visitante salir del pueblo, también puede deleitarse con la Senda de Monterrey, el Parque de Sierra Nevada, o acercarse a comer al nacimiento del río Andarax.
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