El Supremo dictador del Paraguay José Gaspar Rodríguez de Francia, inspirador de una celebrada novela de Augusto Roa Bastos, adelantándose dos siglos a Mario Vargas Llosa, había definido una vez a su feudo, el Paraguay, como un país de pura gente idiota.
Si nos atenemos a las opciones electorales que últimamente han estado en sus preferencias, no cabría dudar de lo atinado de sus apreciaciones., en particular si consideramos a la elección de las actuales autoridades.
Ante el cada vez más notorio fracaso del cura Fernando Lugo, la emigración paraguaya sigue en aumento, llegando a duplicarse e incluso triplicarse durante el actual gobierno del polémico obispo defenestrado por la iglesia, quien el 20 de abril accedió a la presidencia de la república en ancas de la tradición autoritaria, el pensamiento mágico y la misoginia ingénita de sus compatriotas.
Fuentes de Buenos Aires señalan como muy penosa la situación de los compatriotas que llegan a la capital argentina, en su mayoría jóvenes, que deben abandonar su país ante la falta de perspectivas.
Entretanto el gabinete social, a cargo de Miguel López Perito, sigue organizando conferencias de prensa para promocionar su “plan 2020”. El mismo prevé aumentar el gasto social hasta 1.000 dólares per cápita y para ello prevé el incremento del endeudamiento público y que la ciudadanía pague el doble de los impuestos que aporta actualmente, es decir, que se duplique el sacrificio de la gente.
En el mismo contexto, también se pide más sacrificio al pueblo en materia energética, y se producen permanentes cortes de luz, en un gobierno que usó como bandera la "soberanía energética".
En contrapartida, ni se mencionaron medidas concretas de austeridad y combate a la corrupción. De hecho, en la práctica este gobierno sigue dando permanentes señales de que todo sigue igual y empeorando en materia de corrupción, sobre todo en el primer anillo de Lugo, donde el grotesco derroche en materia de automotores y amantes está a la orden del día.
FRACASO DE FERNANDO LUGO EN LUCHA CONTRA DENGUE
Con relación al dengue, el ministerio de Salud Pública del cura Fernando Lugo sigue fracasando en toda la línea.
Las mismas fuentes oficiales indican que más de 2.000 personas en todo el país reportaron a hospitales estatales algunos de los síntomas de la enfermedad como dolores de cabeza, náuseas y dolores en las articulaciones.
Incluso el vicepresidente Federico Franco contrajo la enfermedad del dengue, según informaron fuentes oficiales. El diagnóstico del mal fue confirmado el viernes pasado por lo que el vicepresidente, médico-cardiólogo, suspendió todas sus actividades oficiales.
Desde noviembre pasado cuando apareció el primer brote epidemiológico, hasta el presente, ya murieron cinco individuos, todos adultos
El ministerio de Salud reiteró el lunes a la población eliminar el agua estancada, único lugar donde se reproduce el mosquito aedes agypty, aunque sin reconocer su responsabilidad en el fracaso por controlar la epidemia, por el cual los gobiernos anteriores habían sido atacados despiadadamente por quienes hoy detentan el poder
Al fracaso político por lograr estabilidad y gobernabilidad, además del sanitario, también se suma el fracaso en el intento por lograr que disminuya la emigración de paraguayos al exterior, en busca de mejores perspectivas laborales
LAS REYERTAS INTERNAS DENTRO DEL GOBIERNO
En tanto la realidad social parece deteriorarse día a día, la tregua política que permita ocuparse de los graves problemas que aquejan al país se hacen esperar. El nivel de inconciencia, sobre todo entre quienes integran la decadente corte del obispo sin mitra Fernando Lugo, parecería competir con el de María Antonieta, quien en vísperas del estallido de la revolución francesa había respondido a quienes atosigados por el hambre clamaban por pan, que bien podrían comer tortas.
Uno de los principales lugartenientes del clérigo-presidente, no pierde oportunidad para crear crispación política con desplantes y declaraciones fuera de lugar, así como con manejo prebendario e indebido de sus influencias en los círculos íntimos del poder.
En ese contexto, el gobernador del Departamento Central, Carlos Amarilla, aseguró que el secretario general de la Presidencia y jefe del Gabinete Civil, Miguel López Perito, es un peligro para el proceso que se inició el 15 de agosto de 2008 con la asunción del actual gobierno. Dijo que el funcionario debe ser destituido.
En declaraciones a una emisora, el jefe departamental dijo que López Perito es una serpiente que anidó en el Palacio de Gobierno. .Aseguró que es una persona que apuesta a la confrontación y a la discordia y que genera roces permanentes con diferentes sectores."Debe ser destituido cuanto antes" concluyó el gobernador, uno de los que más respaldó al actual gobierno del cura Fernando Lugo.
Dentro de la misma enajenación mental podría ubicarse al resto del elenco de improvisados que rodea al cura metido a político, caterva de usurpadores que se autodenominan “sociedad civil”, eternos chupasangres adheridos a la embajada norteamericana de Asunción e instalados en las llamadas ONG, cuyos miembros se eligen a sí mismos y que, con tan débil respaldo popular, reclaman la totalidad de la representación social y por ende, funciones, derechos y privilegios que corresponden a entidades legítimas
La especialidad de estos genios de las finanzas dedicados a malversar donaciones internacionales es invocar fines altruistas como la reforma agraria , para realizar negociados con tierras hipotecadas, o apelar a la paupérrima situación de los indígenas y campesinos para obtener dinero solidario en el Primer Mundo.
La lucha contra la pobreza, entre éstos, empieza por casa, por lo cual el dinero obtenido invocando tan noble fin primero se utiliza para realizar el quincuagésimo diagnóstico sobre la situación social de los jóvenes marginados, los indígenas, los campesinos, etc., y se transforma en un voluminoso bibliorato de genialidades redactadas en la comodidad del aire acondicionado de los Penthouse céntricos
Precisamente es a lo que se encuentra abocado el gobierno del cura: a hurgar en las teorías sociológicas, esotéricas y de otra índole para, quizás con la ayuda del espíritu santo, poder obrar el milagro del cambio en el Paraguay.
Cuando un par de años advertíamos de que nuestro héroe el cura con hijos no tardaría en convertirse en una estruendosa desilusión política, muchos nos trataron como herejes y nos llovieron calumnias y anatemas. Hoy, hasta mis detractores me dan la razón.
Quizás se confirmaba con ello, como decía Thomas Henry Huxley, que el destino natural de las nuevas verdades es comenzar siendo herejías, algo que nunca se experimenta sobre todo cuando uno se encuentra como entre la espada y la pared, entre el dengue o el exilio, y en el país de los idiotas.
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