El pasado sábado 21 se celebró en Levallois-Petter (París) la velada que incluía como combate de fondo la defensa del cetro europeo de boxeo de la EBU del peso superwélter entre el campeón francés Cedric Vitu y el púgil español Isaac Real “Chaca”, obteniendo finalmente la victoria a los puntos Vitu, sin bien tras un combate de gran intensidad, disputadísimo, en el que “Chaca” llegó a tumbar al campeón en el segundo asalto de un derechazo.
En algún que otro momento del combate Vitu parecía estar tocado, dando la sensación de que lo salvaba la campana al final de determinados asaltos, mas, tirando de oficio, fue aguantando, sin por ello evitar el cuerpo a cuerpo en los numerosos intercambios que se produjeron a lo largo de toda la pelea. Por entre tamaños canjes de cuero recíprocos daba la sensación de que “Chaca” pegaba más duro, en cualquier caso ambos se revelaron excelentes encajadores. A la altura del quinto asalto, el español parecía ir cogiendo confianza, llevando en varias ocasiones al campeón contra el encordado, donde tuvieron lugar muy vivos y renovados intercambios de cuero.
En el sexto asalto, el aspirante comenzó empleándose con gran intensidad, haciendo recular a Vitu hacia el rincón neutral, donde se desarrolló una nueva y contundente dialéctica de los puños. Durante dicho asalto y a lo largo de los restantes daba la sensación de que a Isaac Real le estaba faltando en numerosos momentos del combate retroceder tras pegar para coger aire, pues se mostró mucho más franco en los envites que el francés, quien en los últimos actos de la pelea fue dilapidando los reiterados intentos de enlazar golpes de “Chaca” abrazándose al español una y otra vez, no en vano ya daba hacia el final ostensibles muestras de fatiga, tornándose sus movimientos más tardos. Mas al final consiguió aguantar los doce asaltos, reteniendo, por decisión de los jueces, el cinturón de Campeón de Europa.
Así las cosas, cabe apuntar que no fue una derrota especialmente amarga para Isaac Real, toda vez que dio una imagen fantástica y no le perdió la cara en ningún momento al francés.
Cuando uno disfruta de combates de este nivel se da cuenta de que el boxeo encierra muchos aprendizajes que estaría muy bien trasladar a otros ámbitos de la vida, dado que entre las dieciséis cuerdas de que consta el cuadrilátero solo cabe sacar a escena determinados valores como son la valentía, la honestidad, la capacidad de sacrificio y de superación, el espíritu lucha, la sobreposición al fracaso… se penalizan las marrullerías y hay que poseer capacidad de asimilación de la derrota. Todos estos elementos y algunos más se pusieron en liza en el combate que aquí comentamos, como se suelen poner en la mayoría de los que se libran bajo la prefectura de este noble arte. En pocas disciplinas se pone tan de manifiesto la necesidad de tener que sacar a relucir las capacidades personales del participante. En un mundo de trampas, enchufismos y demás variantes del nepotismo y la arbitrariedad, sería deseable que construyéramos una vida común que se basara más en el mérito personal, en la que se requiriera que las gentes que aspiren a una u otra cota hubieran de mostrar invariablemente sus dotes a pecho descubierto, enfrentándose con los escollos que sean necesarios, y que ese mismo brío mostrado en la consecución de una meta tuviera que ser vuelto a poner de relieve en la defensa de lo otrora obtenido a través del despliegue de unas determinadas cualidades personales.
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