Creo que detrás de muchos de nuestros problemas actuales se encuentra una importante falta de humildad, demasiado individualismo y poco interés hacia el prójimo. Hoy me gustaría reflexionar contigo sobre la humildad…
Ya han acabado los días de viaje por Sevilla, terminé de escribir mi último libro, y ahora estaré un par de meses en la optimización del mismo. Han sido días geniales en todos los sentidos, especialmente porque el alojamiento de AirBnB que habíamos elegido era perfecto (céntrico, buen diseño, espacioso…). Además con Belén y Noa he disfrutado muchísimo. Cuanto más tiempo se comparte con lo que es importante, tanto más se aprecia todo lo que uno tiene.
El viernes estuve en Castellón dando una conferencia en la Universidad con empresarios y emprendedores, en la que disfruté mucho, con título “Actitud para el éxito en la empresa (y en la vida)“, un asunto sobre el que estoy trabajando y hablando mucho últimamente.
La humildad
Reflexioné mucho sobre este tema en el viaje por La Ruta de la Plata, especialmente después de una anécdota. Eran las 14:30 de la tarde, hacía mucho calor y ya llevaba unos 90kms recorridos. Tenía que parar a comer y el único lugar que encontré fue un bar de carretera muy inhóspito, de hecho yo sería el único cliente. Era un lugar bastante lúgubre, sin aire acondicionado y en el que tuve dudas de si entrar.
Entré y pregunté si podía comer algo. Había un ambiente enrarecido, una chica joven preguntó a su madre y me dijo lo que podría comer. La verdad no me dieron ningunas ganas de quedarme allí. Lo cierto es que lo pensé un poco y le dije “si no le importa, creo que voy a continuar”. Monté en la bici y decidí hacer unos kilómetros más en busca de algún lugar en el que me sintiera mejor.
Sin embargo, al salir me embargó un sentimiento de culpa… Pensé “César, tú no conoces las circunstancias de estas personas y sin embargo te has negado a comer lo que ellos te ofrecían”. Posteriormente encontré un lugar en el que me sentía más cómodo y comí allí un plato de macarrones, lo propio en estos casos en los que tus músculos necesitan mucha glucosa.
Esta experiencia me hizo pensar mucho sobre esto, en concreto sobre mi falta de humildad. Creo que no soy el único evidentemente, es un mal que nos aqueja a casi todos estos días. De ahí todos los conflictos que podemos ver a nuestro alrededor: pareja, familia, trabajo, países…
Los monjes del Monasterio de Poblet (y de hecho todos los cistercienses) se rigen por La regla de San Benito, un libro con todo lo que se debe hacer en el Monasterio, forma de actuar y proceder cuando eres monje. En uno de los capítulos se habla de la humildad, aquí puedes leerlo. Quizás te parezca extremo, lleva la humildad hasta el grado más límite. Sin embargo, me parece importante, más allá del grado, el concepto: la humildad como forma de estar en el mundo.
Los monjes, generalmente, tienen una actitud humilde, no hay más que verlos, hablar con ellos un rato y darte cuenta de que no hay pretensiones especiales, orgullo o ganas de sobresalir demasiado.
En nuestro mundo, algo más terrenal, ocurre todo lo contrario.
Creo que la humildad es algo que uno nunca se puede otorgar, desconfía de quien te diga “yo soy humilde”. La persona humilde nunca lo diría. Yo al menos, por mis actos, no creo que sea nada humilde. Sin embargo, sí descubro en una actitud humilde muchos beneficios cuando lo intento, entre ellos mayor bienestar personal.
Me pregunto si es compatible la humildad con el éxito empresarial, con el crecimiento. No sé, reflexiono sobre todo esto ¿tú que piensas?
Mis mejores deseos para ti y para tu crecimiento. Un fuerte abrazo desde el aeropuerto, esta semana trabajaré en Tenerife para varias empresas de este maravilloso país llamado España.
Que tengas un gran día.
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