Según la paraguayología, el serrucho es un instrumento metálico con mango de madera, provisto de una hilera de dientes que permite morder una superficie sustentante sobre la cual se encuentra un enemigo de pie quien, de esa manera, caerá ruidosamente al vacío.
Un serruchador –nos ilustra el escritor Helio Vera- debe abundar en delicadezas que no tiene cualquier hijo de vecino: la manipulación paciente del artesano, el oído educado de un director de orquesta, la tenacidad de una hormiga y la fuerza de un estibador.
Además, deberá poseer un gran sentido de observación para verificar meticulosamente la textura y la consistencia de las superficies sustentantes. El serruchador debe descubrir fisuras, adivinar grietas, explorar zonas desguarnecidas, eludir áreas intactas. Recién entonces podrá recitar el aforismo de Descartes: Serrucho, luego existo.
Tal parece ser la actividad y herramienta de moda en Paraguay, donde la cada vez más notoria incompatibilidad entre el alto cargo del cura presidente Fernando Lugo y el duro tratamiento del grave linfoma que lo afecta, ha dado lugar a todo tipo de cruces verbales. Entre gabinetes en la sombra que ya acechan para tomar la posta de los puestos prebendarios de la administración estatal, y zoqueteros dispuestos a embalsamar a su líder y blandirlo después de muerto cual Cid Campeador, discurre el virulento cruce de insultos de la politiquería vernácula.
Buitres Vs. Hienas
Mientras los oficialistas acusan a los opositores de cuervos, los detractores del cura han respondido acusando a sus antagonistas de hienas y chupamedias, que desean mantener en la presidencia a un cadáver.
El cura presidente Fernando Lugo ya no puede gobernar, afirman sus detractores, y responsabilizan a su entorno de la situación, dado que por no querer abandonar sus cargos mantienen al pais en vilo con un presidente gravemente enfermo, e incapacitado para sus funciones.
“Al menos debe pedir un permiso”, indicó el legislador Alfredo Luis Jaeggli al ser consultado por los medios.
A criterio del parlamentario, Lugo ya no puede seguir en el poder debido a las complicaciones de su enfermedad. Jaeggli reiteró que aunque Fernando Lugo haya mejorado en su estado de salud, debe presentar un pedido de permiso para abandonar el cargo de presidente de la república ya que evidentemente esa dolencia no le permite realizar su labor en forma eficiente y a tiempo completo. Jaeggli reiteró que Lugo no puede gobernar en esas condiciones, pese a que sguramente está algo mejor en su estado médico.
El presidente de la República permanece internado en el hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo. Su regreso a Paraguay está previsto para este miércoles.
Según familiares del cura presidente, miembros de su entorno sólo se preocupan de sus cargos y no de la salud de su jefe.
Los cargos y el sistema inmunológico
A juzgar por los acontecimientos que se han precipitado, los buitres vienen ganando la partida a las hienas, dado que el cura presidente lleva meses sin poder desarrollar una semana de agenda normal.
De cualquier manera, las hienas ya han mostrado que saben defenderse, y podrían considerarse de alta peligrosidad debido a encontrarse aquejadas de una aguda carguitis, enfermedad aún más difícil de curar que un linfoma. Como lo expresa el diccionario paraguayológico al referirse a la carguitis, “en el mismo instante en que aparece la posibilidad de obtener un cargo y de roer el presupuesto que éste trae consigo, el sistema inmunológico se desploma bruscamente. Cuanto esto ocurre, la enfermedad que permanecía en estado larvario, ataca sin misericordia. Cuando más alto el cargo más virulenta es la crisis”.
“La crisis amainará y el enfermo retornará a la lucidez cuando la posibilidad del cargo se aleje, o cuando se ha cumplido el período para el cual fue electo y no existe posibilidad de reelección”.
Tal vez el inexorable avance de la enfermedad incurable, pueda aplacar la agudización de la carguitis que hoy sufren las hienas, cuando se resignen a que su período se acaba y no hay prórroga posible. Hasta entonces, seguirá con ardorosa pasión el round entre los buitres y las hienas de Fernando Lugo.
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