Obedeciendo los dictados de la prensa adicta al imperio a la que debe el cargo, el presionable y claudicante cura Fernando Lugo inició esta semana el previsible tiroteo contra el Mercosur que vaticinamos cuando aún era candidato. Es que la integración regional, como lo ha hecho notar el mismo Chomsky, debilita la influencia de Estados Unidos en la región, y el imperio ha decidido retroceder disparando, utilizando para el efecto a sus lacayos.
Según los medios, "La Cancillería de Paraguay dijo que el país mantiene su decisión de no asistir a la cumbre de mandatarios del Mercado Común del Sur (Mercosur), en tanto dure una protesta de trabajadores marítimos argentinos contra navieras paraguayas, que afecta a su comercio exterior".
La excusa no es consistente, si se considera que el bloque en realidad afecta a varias empresas multinacionales que se dedican al transporte, y no exactamente a empresas navieras paraguayas, de muy poca participación neta en el rubro.
El canciller Héctor Lacognata, reiteró esta postura un día después de que el presidente paraguayo, Fernando Lugo, dijera que no quería “hacer el vacío a Brasil”, anfitrión de la cumbre, dejando abierta la posibilidad de su presencia en el encuentro.
“La posición paraguaya no ha variado (...), si no hubiera una respuesta positiva, terminante y definitiva al tema, Paraguay no va a asistir a la cumbre del Mercosur”, dijo Lacognata a periodistas, tras una reunión con el presidente.
“El Mercosur tiene tres niveles de toma de decisiones durante las cumbres (...) Paraguay plantea que en ninguno haya asistencia. Esto implicaría no firmar ninguno de los documentos planteados y porque las decisiones se toman por consenso, no se podría tomar ni una resolución”.
Lacognata había anunciado días atrás que, si el conflicto no se resolvía, Paraguay no iría al encuentro, que se celebrará el 16 y 17 de diciembre en Foz de Iguazú. De concretarse la advertencia, sería la primera vez que uno de los países miembros no participe de una cumbre.
La posición, más que una postura digna, apenas si es una fantochada más del cura para complacer a la oligarquía paraguaya ligada al imperialismo, a la que teme. Se trata de un puñado de medios manejado por empresarios enriquecidos con la dictadura anticomunista que asoló por décadas al Paraguay, y que hoy defienden sus intereses relacionados con el lucro antisocial abogando por los intereses del imperialismo.
El supuesto chauvinismo jingoísta en este caso es apenas un disfraz para el pensamiento neoliberal, asocial y acrítico de sus puntales.
“Chávez dio US$ 6 millones y hubo problemas de repartija entre los oficialistas. El ofrecimiento bolivariano fue traído al país de manos de un militar ruso que en la década del '90 era miembro de la guardia presidencial.” afirmó por su parte un senador opositor, abriendo un nuevo frente de conflictos para el gobierno arzobispal, manejado por la prensa antichavista dirigida desde la embajada norteamericana, de la cual buscan el favor los políticos para posicionarse. Otro tanto se hace desde el oficialismo, el cual no se siente con suficientes fuerzas para enfrentar a la hostilidad de los medios.
Lo cierto y concreto de todo esto radica en que el gobierno del cura Fernando Lugo, asediado por los problemas internos, busca con avidez conflictos externos con los cuales desviar la atención pública. Un informe actual de organismos vinculados a la defensa de los Derechos Humanos es una muestra fehaciente de la crítica situación del país.
Paraguay es un país con grandes desigualdades económicas, sociales y culturales, ítems que conspiran para que los derechos humanos estén plenamente vigentes y que cada uno de sus habitantes gocen plenamente de todos sus derechos. El notorio crecimiento económico que está registrando nuestro país en el año 2010 no se compadece de la crítica situación social que vive una importante mayoría de ciudadanos paraguayos”, según un análisis del Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE) sobre situación de Derechos Humanos en Paraguay, año 2010.
“En síntesis, los seis ejes del programa de gobierno que el presidente Fernando Lugo había promocionado cuando aún era candidato a presidente de la República, en gran medida, sigue siendo letra muerta, salvo algunos puntos que se vienen cumpliendo a medias. Esos ejes son: reactivación económica con generación de empleo y amplio bienestar social; reforma agraria, recuperación institucional del país, combate a la corrupción, instauración de una justicia independiente, recuperación de la soberanía nacional y un programa nacional de emergencia social”, dice parte del informe sobre DDHH.
De la misma manera que Mussolini buscó desviar la atención de los italianos de sus propios problemas con la invasión de Abisinia (Etiopía), o de la misma forma que la dictadura militar argentina buscó hacerlo ocupando las islas Malvinas, hoy Lugo arremete contra el Mercosur, quejándose de trabas argentinas al comercio de navieros multinacionales en tanto sus compatriotas, paraguayos indigentes y exiliados económicos, reclaman en el parque de la Villa Soldati de Buenos Aires un techo para cobijarse.
Desviar la atención es, definitivamente, la mejor solución a los problemas cotidianos.
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