Cuando una pareja rompe siempre causa infelicidad, acaba un proyecto sin final feliz, termina algo que, en sus inicios, tenía unas magníficas expectativas y mucha ilusión. Cuando un matrimonio va al juez para finiquitar lo que Dios o los jueces unieron causa siempre un inmenso dolor. Que una pareja no concluya aquellas ilusiones que eran “para toda la vida” es un fracaso y así se vive y la culpa, por mucho que uno la quiera echar al otro, siempre forma parte de ambos.
Hace más de un año que los periodistas escribimos y hablamos en los medios de una pareja que creíamos feliz a pesar de los altibajos por lo que se suele pasar y que son superables a veces y en otras, cuando nada va, se acude al divorcio, hoy escribo sobre Patricia Rato y el torero Juan Ruiz, Espartaco y su divorcio que ya lleva meses sentenciado por un juez de Sevilla.
Casarse en secreto
La pareja se casó en secreto, de madrugada, y a la boda, bendecida por Dios, sólo asistió la familia de torero. Espartaco procede de una familia muy humilde, Patricia pertenece a una familia de dinero y poder y cuando conoció a Espartaco, a los diecinueve años, estaba estudiando Ciencias Políticas. Los dos se enamoraron y por encima de los deseos de su familia Patricia se casó con el hombre que amaba.
Loquitos uno por el otro casi ocho meses después del “si quiero” tuvieron a su primera hija, luego, con el paso de los años, formaron una familia numerosa, tienen tres hijos, la mayor tiene ahora diecinueve años, quizá ya está entrando en los veinte pues el tiempo corre que es una barbaridad. La pareja creó un hogar sigiloso, sin portadas de revistas y los encuentros con los periodistas siempre discurrieron con mucha amabilidad pero cuidando en extremo su vida íntima.
Perenne luna de miel
Siempre se intuyó y supuso que la pareja vivía en continua luna de miel. Espartaco y la madre de Patricia empezaron a estrechar lazos de la mano de la solidaridad que ambos profesan y limaron sus primitivas asperezas en los encuentros solidarios durante la celebración de los festivales en favor de la Fundación Padre Arrupe. El paso de los años ayuda a limar las asperezas familiares, los Rato entendieron que su hija había dado un paso importante por amor y eso es algo que ni Dios, que es infinito, puede remediar.
Gustaba ver a la pareja tan enamorada o supuestamente enamorada, ella es guapa, viste bien casi siempre, especialmente en las fiestas lo hace de grandes modistos y la prensa estaba rendida a los pies de ambos. El año 1995 a causa de una lesión que tuvo jugando a fútbol Espartaco se retiró de los toros, Patricia hasta ese momento ejerció de mujer de torero, abnegada, silenciosa, paciente, Espartaco, hombre trabajador, intentaba entender a su mujer pues al venir ella de un ambiente refinado en algunos momentos se produjo un choque de culturas.
Divorcio casi en silencio
Hace un par de años, cuando la hermana de Patricia se casó en Roma, el rumor de la separación ya estaba en la calle, Patricia y Espartaco pasaban la peor crisis en su matrimonio en el que habían superado algunas más, ésta parecía irreversible, los protagonistas tardaron en dar la noticia y cuando hicieron pública su ruptura todo fueron buenas palabras que se tornaron en verdaderos dislates a medida que se iban facilitando datos.
Tengo contrastado que Patricia, queriendo reservar su privacidad, en todo momento tuvo a quién manifestar los momentos por los que estaba pasando y siempre, qué casualidad, esas formas de sentir, de pensar y de estar llegaban a los medios sin poner ella ni su cara ni su voz. Espartaco, muy en su papel de hombre que se ha dejado la piel en la arena, mandó un comunicado en el que quedaba todo bien claro, las relaciones con su mujer se truncaron en el año 1995 y así se firmó entonces en un documento privado.
Dardos envenenados
A partir de ese momento los dardos por parte de los que hablaban por boca de Patricia fueron más duros, menos esperanzadores y más claramente señalando a Espartaco como el gladiador que durante los casi veinte años de casados había construido una familia llena de infelicidad, de errores y de noviazgos al margen del matrimonio causándole a Patricia tanto daño que le era imposible verbalizarlo.
Él mandaba un comunicado, ella dardos a través de terceros, su imagen debía seguir siendo intachable, por algo durante años acompañada de una familia con dinero y poder había sido educada en la diplomacia, y no sé si posiblemente o supuestamente en la puñalada trapera.
Patricia frágil
Mientras duró el periodo de tramitación de su divorcio Patricia apareció como la frágil y la que recibía los palos de esa realidad que tantas personas sufren y padecen todos los días de nuestras vidas en el mundo entero. Cada uno es cada cual y todos padecen lo suyo en sus propias carnes. Hay formas de enfrentarse a la vida.
Patricia consiguió que su hija mayor se pusiera de su lado de forma pública enfrentada al padre, es mayor de edad y puede hacer lo que le dicte la conciencia. En el diccionario de la vida siempre se ha dicho que las niñas son muy de los padres, luego, a la hora de la verdad, las niñas son de quién son, yo siempre he lamentado que en un asunto entre los padres los hijos tomen partido o bien que los padres, que también eso suele ocurrir, los utilicen.
Espartaco pagará 600.000 euros
A finales del pasado año el juez dictó la sentencia de divorcio, en la misma se concede de por vida a Patricia la casa que había sido la familiar mientras estuvo casada con el torero, 3.000 euros de pensión mensual, mil por cada hijo de la pareja, y 600.000 euros en concepto de indemnización por haber dedicado tanto amor a esa relación matrimonial. El juez decidió que su exmarido la indemnizara por esos veinte años compartidos, eso está bien, también decidió que ella siguiera viviendo como lo había hecho tantos años, sin privaciones, eso es justo, honra al juez y a la sociedad.
Un trabajo excelente para la divorciada Patricia
Ahora Patricia va a trabajar, no lo hará en ninguna caja de supermercado, tampoco hará de secretaría, ni de pasante, ni de vendedora de libros. No, Patricia es una mujer creyente, seguro que lleva años hablándole a Dios para que la ayude, para que la proteja y para que le escuche, Dios, sin duda, la ha escuchado y le ha echado un cable, Patricia, renunciando a hacer de modelo anunciando algún producto de alta gama, ha firmado para colaborar con la revista Telva. Dicen que Dios escribe recto con renglones torcidos.
Dios es injusto, o así me lo parece, hay montones de mujeres divorciadas cuya pensión es infinitamente inferior a la que cobra la ya ex mujer del torero, generalmente los jueces no suelen dictar en las sentencias de divorcio cantidad alguna como indemnización por los años vividos en pareja como la que ha obtenido Patricia Rato, una chica de alta alcurnia
Divorciadas sin alcurnia
A las mujeres que empiezan de cero después de su separación les es difícil encontrar un trabajo, no un trabajo excelente, no, simplemente un trabajo normal como, por ejemplo, ascensorista en El Corte Inglés, muchas divorciadas españolas lo pasan mal, además de haber perdido sus ilusiones pierden la esperanza en la vida al no poder pagar ni la luz ni el gas, y es posible que si van al banco para que les echen un cable éste se lo niegue porque en estos momentos los bancos no dejan que la cuenta corriente esté en números rojos mucho tiempo.
De niña me decían las monjas que Dios me quería mucho pues todo lo que me pasaba era para darme una oportunidad para ser mejor. A Patricia parece ser que Dios le manda sólo cables buenos porque ella ya ha demostrado, quizá, ante ese Dios que no sabemos por dónde anda, excelentes, excepcionales enlaces fuera de serie, hay miles de periodistas con carrera, capaces, con años de trabajo y experiencia, con buena pinta que jamás en su vida tienen oportunidades como la que en este momento Patricia está firmando.
Es cosa de Dios
Sin duda eso es cosa de Dios, ya me lo decían las monjas, Dios está en todas partes, pero parece que más en aquella donde soplan mejor los vientos. Porque a las personas que por carecer de trabajo no pueden pagar el alquiler o la hipoteca es posible que Dios las mande debajo de un puente.
Es sensacional que la mujer sea independiente, sea capaz, pero que lo sea pasito a pasito, Patricia, por sus circunstancias, por ese amor de juventud, nunca trabajó, lo hizo en familia, siempre he dicho que una mujer que está en casa haciendo el trabajo hogareño merece un sueldo, eso parece que todavía nadie lo ha entendido, ahora si Patricia quiere independencia económica es maravilloso e ideal que encuentre un trabajo que, seguro, no la estresará, pero nunca entenderé a ese Dios que hace posible que una mujer que no tiene problemas económicos tenga un trabajo de primera mientras otras están a punto de no poder respirar a causa de falta de medios.
Los lobby existen
Incluso puedo llegar a creer que los lobby existen, los hay de determinado color y también los de las personas adineradas que colocan a los suyos en sus puestos para que sigan siendo suyos, y está el de los que tienen unas determinadas creencias religiosas, porque así todos están más unidos y hay que apoyarse, en fin, ¡hay tanto¡ y si Dios, como dicen, fuera justo repartiría juego y no veo, al menos en este caso, que lo haga. Patricia va a trabajar en el mundo del periodismo, un mundo difícil, últimamente ha cerrado un canal de TV, han hecho muchos ERE, muchos profesionales están en la calle pateando las colas del paro, un horror, de verdad, es difícil vivir, pagar y algunas veces cobrar aunque se haya trabajado.
A Patricia Rato Dios le ha dado un pase para que obtenga lo que desea y lo que más le guste. Ella que es solidaria sabrá lo que está pasando en este mundo, aunque es demencial que por ser quién es y con quién ha estado tenga de forma rápida un contrato laboral excepcional. Estamos locos, nos pierde la imagen, el dinero, el poder, Dios no tiene en cuenta a los obreros, a los trabajadores, sin duda prefiere a las flores de la alta sociedad antes que a las mujeres de baja cuna.
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