El CA Osasuna ha empatado este lunes frente a la SD Eibar (1-1) en El Sadar en el partido que cerraba la 27ª jornada de LaLiga Santander, un reparto de puntos que no sirve a los de Mendilibar para acercarse a los puestos europeos ni tampoco al cuadro navarro, que ve la salvación a catorce puntos de distancia y está un poco más cerca de ser matemáticamente equipo de Segunda División.
El equipo visitante, que venía de perder contra el Madrid, fue mejor durante los 80 primeros minutos de partido, pero pagó cara su falta de efectividad y vio cómo se le escapaban dos puntos en una gran jugada del equipo rojillo. Los de Vasiljevic se vinieron arriba en los minutos finales, pero no lograron sumar su primera victoria en casa de la temporada.
Sirigu fue el protagonista de una primera parte en la que el equipo rojillo se limitó a defenderse y contraatacar ante las embestidas del conjunto vasco, claro dominador del juego. El meta tuvo varias intervenciones para evitar el primer gol, especialmente dos paradones a disparos de Inui, que no encontró la forma de batir al italiano por lo alto ni por lo bajo. La resistencia del equipo pamplonés a encajar el primer gol hizo reaparecer los fantasmas del Eibar del partido de la ida. El equipo vasco es el único al que ha ganado Osasuna esta temporada (2-3 en Ipurua).
Aunque la presión y las ocasiones del equipo visitante no cesaron, los de Mendilibar estuvieron a punto de pagar su falta de efectividad con un disparo de Roberto Torres pasada la hora de partido que salió rozando el poste. En el minuto 72, instantes después de saltar al campo, Kike García se plantó en el área en el lugar preciso para rematar un pase de Ander Capa desde la línea de fondo.
Pero la alegría le duraría poco al Eibar, ya que solo siete minutos después el conjunto local igualó el encuentro tras una muy buena jugada; Fran Mérida se la cedió dentro del área a Jaime Romero de tacón, este recortó, la puso en el área pequeña y Kodro remató a placer. Tras el empate vendrían los mejores minutos del equipo navarro, pero el marcador ya no se movió hasta el pitido final y el reparto de puntos deja a todos insatisfechos.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
