¡Cuántas veces escucho esta frase! “No tengo tiempo”. Personas que quieren conseguir metas y objetivos profesionales y personales se bloquean ellas mismas diciendo tan manida frase, te explicaré por qué…
“No tengo tiempo”: No lo digas, por favor.
Es una frase que te bloquea, que no te ayuda a nada, sino a quedarte con una sensación de frustración bastante amarga. De alguna forma, cuando la dices, te sientes víctima: “¡Ah! me gustaría, me encantaría, pero… no tengo tiempo”.
Lo sé porque he visto la cara que pones después de decirlo y es algo así como resignación, como ser complaciente contigo mismo/a para seguir viviendo una vida en pequeño: Tengo una buena excusa, no tengo tiempo.
De esta forma quedas libre de cualquier sentimiento de responsabilidad. Es algo así como haber llegado a un lugar seguro, a esa “¡mare!” que decíamos por mi tierra (Valencia) cuando jugábamos al escondite y uno llegaba a un lugar seguro en el que no lo podían pillar.
Decir “no tengo tiempo” es como decir “tengo un problema”, las dos frases nos ayudan a bloquearnos. En lugar de “tengo un problema” podría decir “tengo un reto” o “tengo un desafío” y, en lugar del bloqueo, dentro de mí se activaría algo. Mi vida está llena de desafíos, pero no tengo ningún problema.
No te engañes, por favor. Otra cosa es que no tengas ganas, y entonces digas “no tengo tiempo” para no moverte de la zona de confort tan calentita en la que estás.
Otra cosa es que te dé miedo lo que vas a emprender, esa cosa para la que “no tienes tiempo”.
Tener, tienes 24 horas, siete días a la semana, 365 días al año.
El otro día una persona me decía, “no tengo tiempo para hacer deporte” (En esas ocasiones me dan ganas de sacar mi martillo de espuma del maletín y atizarle). Le hice calcular el número de horas que tiene una semana: 24 x 7 = 168h. ¿De verdad que no tienes un 2% de tu tiempo para hacer 3 horas de ejercicio a la semana? No me lo creo.
Lo peor de todo es que vas a morir antes y lo sabes. Entonces es cuando no tendrás tiempo.
Con los años, mal que bien, he aprendido a posponer, priorizar y también a equivocarme. Lo hago un día sí y otro también. Pero al menos ya no me digo “no tengo tiempo”. Me parece un absurdo.
No está entre mis prioridades
Ahora estoy en objetivos más importantes.
Más adelante está entre mis planes, pero ahora estoy enfocado en otras metas.
No voy a perder el tiempo con algo así.
…
De todo menos decirme “no tengo tiempo”. Es inmaduro.
Lo único que se te ha dado es tiempo: una media de 100 años cuando tú pases a otra vida, y si te esfuerzas en no tener tiempo para ciertas cosas importantes (hacer ejercicio, comer bien, descansar adecuadamente, meditar, pasar tiempo con la gente que quieres), seguramente tu esperanza de vida la puedas acortar unos 10 o 15 años.
En lugar de decirte “No tengo tiempo” te invito a decirte “El tiempo se me acaba”. De esta forma, al menos tomarás conciencia de que tienes que ponerte las pilas para cumplir tus sueños.
Si visitas un cementerio en un día de silencio, podrás imaginar el susurro de las voces de las muchas personas que como tú o como yo están allí enterradas… Si acercas el oído a cada tumba, no te extrañes si escuchas:
“No tuve tiempo para ver crecer a mis hijos”
“No tuve tiempo para disfrutar de mi familia”
“No tuve tiempo para cuidar de mi relación de pareja”
“No tuve tiempo para disfrutar con mis amigos”
“No tuve tiempo para hacer ese viaje”
“No tuve tiempo para tumbarme sobre la hierba a mirar el cielo”
“No tuve tiempo de leer junto al calor de la chimenea, una tarde de invierno”
“No tuve tiempo de ver los almendros en flor cada año”
“No tuve tiempo de pararme a escuchar el canto del ruiseñor”
…
Por favor, no lo digas nunca más. Haz realidad tus sueños, brilla.
Que tengas un gran día.
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