Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Pulsiones de papel

De Al-Andalus y Sefarad

La otra España
Luis López
martes, 1 de noviembre de 2011, 10:18 h (CET)
¿Qué sería de España hoy si las dos comunidades más importantes, la musulmana y la judía, no hubieran sido expulsadas? ¿si Al-Andalus y Sefarad aún fuesen nombres de uso y no reliquias históricas? Seguramente los tres idiomas oficiales del estado serían castellano, árabe y hebreo. Seríamos un referente científico y cultural, un modelo de integración. Posiblemente la capital no sería Madrid. No hubiésemos padecido las penurias que hemos arrastrado desde el siglo XVII. Y dudo que el estado fuese laico. O puede que sí. Y también puede que el odio se instaurase en todo el país y no quedasen a estas alturas más que cenizas. O que la Península estuviese dividida en varios estados independientes.

Son elucubraciones pero la historia española está jalonada con períodos prósperos, fruto de la convivencia pacífica entre cultos, como gran parte de la dinastía omeya. Por ejemplo el califa Abderramán III, tenía como ministro más influyente y médico personal al judío José Hasday Ibn Saprut. Este jienense era el encargado de la recepción de embajadores y realizaba expediciones a otros reinos, tal era su versatilidad idiomática que manejaba con soltura el hebreo, árabe, latín y griego. Gracias a él, empiezan a establecerse grandes sedes del conocimiento huyendo del inestable Oriente, haciendo el mismo viaje que emprendieran los omeyas, de Este a Oeste, hasta llegar a Al-Andalus, la sede del saber durante la Edad Media.

Del lado cristiano quizás el mejor exponente sea Alfonso X. El Sabio fundador de la Mesta y escritor de las Cantigas, tuvo entre sus preocupaciones la cultura. A él se debe en gran parte sino en su totalidad, la consideración del castellano como una lengua culta. Pues los traductores cristianos, árabes y judíos de la Escuela de Toledo traducen al nuevo idioma de la corte, el castellano, las obras del conocimiento antiguo. La tolerancia de los anteriores reyes cristianos hacia aquellas figuras de distinto culto, permitió la fundación de esta y otras escuelas donde se compartió y difundió el saber. No es de extrañar por tanto que el castellano esté plagado de arabismos, sobre todo en lenguaje técnico-científico, ya que muchos términos eran conceptos intraducibles que expresaban pensamientos o conclusiones empiristas. Y que la sintaxis se enriqueciera hasta completar la recién nacida lengua romance.

No hay ningún ejemplo del Pueblo Errante como dominador peninsular ni en ningún otro lugar. Hasta la fundación del estado de Israel, ningún territorio se rigió por la ley hebraica, por lo que desconocemos cómo sería su comportamiento ejerciendo la autoridad ante diferentes religiones. Es este un dato del que la historia nos ha privado. Quizás no hacía falta. Porque siempre han estado ahí. En todos los países, en todos los campos y actividades. Su legado al conocimiento de la humanidad es incalculable.

Nunca sabremos qué hubiese pasado si ambas comunidades no hubiesen sido expulsadas en apenas 120 años. Seguramente la religión seguiría siendo un vehículo problemático entre creyentes. Sin espacio para iglesia, mezquita y sinagoga en un mismo pueblo. Demasiada sacralización. Demasiadas costumbres. Saturación burocrática multiplicada por tres. En definitiva, demasiada vida. Sí sabemos lo que ocurrió después y en esas estamos.

Noticias relacionadas

En nuestra realidad circundante, en lo que solemos citar como nuestro entorno, el sistema judicial tiene como objetivo no la Justicia, abstracción platónica que nos trasciende, sino garantizar, con realismo y en la medida de los posible, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, que no es poco. Por eso hablamos de Estado de Derecho, regido por la Ley.

Estamos habituados a tratar con las apariencias, con la natural propensión a complicar las cosas en cuanto pretendemos aclarar los pormenores implicados en el caso. Los pensamientos son ágiles e inestables. Quien los piensa, el pensador o pensadores, representa otra entidad diferente. Y curiosamente, ambos se distinguen del fondo real circundante, este tiene otra urdimbre desde los orígenes a sus evoluciones posteriores.

Dejó escrito Salvador Távora sobre Andalucía que «la queja o el grito trágico de sus individuos sólo ha servido, por una premeditada canalización, para divertir a los responsables». No sé si mi interpretación es acertada, pero desde que vi por primera vez su obra maestra, Quejío, en el teatro universitario de Málaga creo que muy poco después de su estreno en 1972, el término adquirió para mí un sentido diferente al que antes tenía.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto