Más allá de congratularme en la parte que me corresponde –que me corresponde, sin duda- por el hundimiento y descalabro del PSOE, quiero felicitar al PP por su victoria, en buena medida obtenida no a causa de lo bien que lo hayan hecho ni nada de eso, sino a lo mal que lo hicieron sus alter-egos políticos, pues que ya se sabe que en España no se vota a favor de alguien sino contra alguno, y recordarles –cosa que de antemano considero inútil, porque son hombres- que no tropiecen en la misma piedra. De hacerlo, ya tenemos el hacha levantada y no va a temblar la mano ni tanto así.
En fin, que aprender es bueno, aunque, como digo, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y es mucho más que probable que, imbuidos de fatuidad y prepotencia, se disponga ahora el PP y su mayoría absoluta a ser algo así como un dictadorzuelo bananero, cosa nada extraña considerando que es más que posible que terminen por ser ministros algunos personajes cuyos nombres suenan y resuenan, los cuales mejor llevarían un gorro de papel y la mano en el pecho que una cartera ministerial, especialmente por cuanto ya arruinaron la Comunidad Madrid olímpicamente con obras disparatadas, deliraron en grande con palacios y olimpiadas en los Madriles ciudad, y es posible que si les dejan un cargo suficiente nos alicate de despropósitos la nación entera, por más que no sea sino un feudo del FMI, el BM, la Trilateral o el Club ése que todos sabemos y nos callamos para evitar insultos innecesarios.
¡Malos tiempos para gobernar, don Mariano!... No sólo estamos en vísperas de una guerra que nos va a salpicar o sí o sí –la de Irán-, y que es más que posible que de esa lotería nos caiga algún que otro premio gordo, sino que ya hemos visto que la democracia es mucho más que un sistema caduco y sin sustancia, pues que si los gobiernos elegidos por los pueblos soberanos no hacen lo que a los amos y señores del BM, FMI, Trilateral o Club se les antoja, pues van y ponen a otro que haga lo que les dicen y como les dicen, y listo, a freír espárragos los pueblos soberanos y los gobiernos elegidos y la santa madre de la democracia. ¡Pues faltaría más!
Pero es que, ¡ay!, por si esto fuera poco, el gobierno de don Mariano, el de la barba, se va a montar en la burra más o menos para cuando la cuenta atrás de la deuda ya será, debido al ínclito costo de la Prima de Riesgo, nuestro lastre imposible, sumiendo a la nación en poco menos que la esclavitud no de esos tan cacareados y mentidos “mercados” como si fueran anónimos o multitudinarios, sino de los muy concretos y específicos lobbies financieros de quienes todos sabemos y que me callo para que no me insulten más que lo justito, que ya se sabe cómo se las gastan los victimistas para seguir arramplando con todo. Y, como guinda que colma el pastel, el 2012.
Todo un festival para don Mariano, el de la barba, y aún sabiendo que es nuestro presidenciable don Mariano un tío con toda la barba, tiesas se las prometen los tiburones financieros, los mayas y el cruce del plano galáctico –con su abismo negro y todo- y la soberbia próxima aparición de Nibiru, que ya no lo van a poder ocultar por mucho más tiempo. Vamos, que va a ser una legislatura de lo más atrayente, y que si querían vivir tiempos interesantes, pues se van a poner ciegos, porque ocasiones de lucir el tupé, teñido o no, no van a faltar, desde luego. La ensalada que se está poniendo sobre la mesa es de tal magnitud que mejor será que don Mariano, el de la barba, tenga buenos comensales y no frikis que hagan malabares con los alimentos, porque todo pueda ser que salgamos como tres por cuatro calles.
Y que no sea nada. Porque, aún en el mejor de los supuestos, queda pendiente y en el alero la cosa del Gran Crak, que ya se le ve el flequillo, y no será bastante con el regreso a la peseta, cosa por de más inevitable –y conveniente, si me apuran-, sino que se está corriendo la voz del corralito financiero por los márgenes informados de la sociedad, y es posible que quien tenga euros en el banco cualquier día de estos le den a cambio estampitas de María Goretti.
No, no le envidio a don Mariano, el de la barba, y bien mirado, él mismo debería considerar el panorama y ver qué tal alguna Guillette o cosa así, porque de ésta es posible que salgamos todos algo más que rapados de la face al foot en plan metrosexual. Europa, Europa, Europa, decían los modelnos más progres –y ridículos-, y, ya ven, el futuro estaba y está donde decíamos los otros, los que humildemente no teníamos voz, en Latinoamérica, nuestra Latinoamérica, que ya se ve cómo nuestros europeos camaradas nos han dejado en ayunas en Europa (aunque con el paro) y se han masticado entre pan el 80% de las importaciones de nuestra Latinoamérica, mientras que aquí nos hemos quedado compuestitos y sin novia (y con el paro), aunque, eso sí, haciendo el primo. ¡Talentos de criaturas, Dios mío, tenemos en esta patria mía que ya no lo es, porque es del BM, del FMI, de la Trilateral, del Club y ahora también de los dueños del paraguas ése que nos han puesto en Rota, que rotita van a dejar lo que fue esta patria mía!
En fin, que no sé si felicitar a don Mariano, el de la barba, o si darle el pésame. Los tiempos, desde luego, no se las prometen de felices, y, si se atiende a la quiniela de presidenciables que está seleccionando don Mariano, el de la barba, pues que el cielo nos sorprenda confesados, porque ni siquiera va a ser necesario el inminente conflicto nuclear que ya se siente en el horizonte, el abismo negro del ecuador galáctico, las EMC del abrasador sol, las perturbaciones colosales de Nibiru, el derretimiento de los polos, el regreso a la peseta, el corralito financiero o los jofores mayas. Solito con el equipo que se está montando, de Tutankamones y Nefertitis, vamos a tener de sobra. Y, si no, ya lo saben, está el BM, FMI, la Trilateral o el Club, con un gobierno de repuesto preparado no sólo para ponernos a todos el chip debajo de la piel, sino también para ciscarse en esta democracia de pinypón y echarse unas risas a nuestras costillas. Como si tal cosa. En fin, que aunque sea por el culo, amanece, que no es poco.
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