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La Guerra Fría se calienta

El inadmisible apagón informativo que sufrimos en Europa mantiene a la población en la ignorancia
Ángel Ruiz Cediel
jueves, 24 de noviembre de 2011, 09:38 h (CET)

Algo muy gordo debe estar cociéndose para justificar el apagón informativo que se está verificando en Europa –especialmente en España-, hurtando a la opinión pública la información sobre los trascendentales sucesos que están convulsionando Oriente Medio. Más allá de marear la perdiz los medios de difusión con los resultados electorales y con las cosillas del euro, la bolsa –que a quién carajo le importa- y el valor de la Prima de Riesgo, tanto los periódicos como las televisiones centran su informativos en auténticas pelotudeces, como ferias de tapas, anuncios de alta cocina o si la señora del futbolista de moda hace o no hace tal o cual dieta. Entretanto, a poco se informe uno por medios independientes de otros países que no están alineados con la OTAN o en el meollo del problema –de Latinoamérica o de Internet, por ejemplo- el mundo se encuentra en vísperas de acontecimientos tales que es posible que nos despertemos una mañana de estas con el ulular de sirenas de que estamos encenagados en una guerra de alcance  imprevisible. Que siempre ha habido control informativo y manipulación de la opinión pública no es descubrir América, precisamente; pero que se hayan apagado todos los focos de la información capital y se hayan centrado éstos casi exclusivamente en difundir estulticias como si viviéramos en Jauja, no deja de ser dolosamente sospechoso: da la impresión de que ciertos poderes quieren actuar desde la sombra, libres de las interferencias que pudieran representar las opiniones contrarias a sus intereses.

La Guerra Fría latente desde algunos años entre las grandes potencias se está calentando por momentos y a una velocidad de vértigo. Es posible que los acontecimientos se desaten inopinadamente, pero para poder tomar el pulso a la situación es preciso beber de fuentes lejanas, de otros países, un poco como en la Dictadura quien quería saber qué pasaba en España debía buscar información en medios extranjeros. Así, si uno echa un vistazo a los medios de difusión –radio, prensa y televisión- de Latinoamérica o de Internet, por ejemplo, puede enterarse de cuestiones que interesadamente se están sustrayendo a la población de Europa. Tal es el caso de que el Presidente ruso, por causa del llamado Paraguas Nuclear Europeo, ha amenazado con sembrar las fronteras rusas de baterías de misiles móviles, dando a la vez por rotos los acuerdos de desarme nuclear pactados en 2010 y el FACE de armas convencionales, en buena parte ya devaluado por la OTAN; o que una parte sustanciosa de la marina rusa ha entrado en aguas territoriales sirias –y no se sabe qué cantidad de técnicos y equipos militares en territorio sirio- supuestamente para evitar un inminente ataque de Occidente a Siria en plan Libia; o que los rusos han tildado de panfleto manipulado al informe de la OIEA sobre las supuestas armas atómicas en construcción de Irán, tildándolo de burda excusa para justificar una agresión que no están dispuestos a tolerar; o que se esté haciendo la guerra electrónica a China, no se sabe muy bien en previsión de qué.

Puede que a muchas personas todo esto les parezca un poco alarmista, pero es de dudarse que un país como Rusia mueva a parte de su flota y la meta en las aguas territoriales de otro país sin una causa verdaderamente justificada, la cual, en caso de ser ciertos sus argumentos, bien les pudiera conducir a la primera línea de fuego en una guerra que, desde luego, no sería menor porque incendiaría primero Oriente Medio y después el mismo mundo, habida cuenta de las potencias implicadas. Demasiada determinación es ésta como para creer que se trata de una baladronada, como tampoco se justifica el que se cacaree tanto el supuesto ataco o no ataco Irán que se traen entre manos Israel y EEUU –policía bueno, policía malo-, como si estuvieran preparando a la opinión pública para que no estén excesivamente sobrecogidos cuando las sirenas de los telediarios anuncien que las trompetas del Juicio Final han comenzado a afinarse. ¿Rusia haría tales movimientos sin una información exacta de que la OTAN piensa atacar Siria o Irán?... ¿Atacaría la OTAN Siria o Irán de espaldas a su propia opinión pública?... ¿A qué viene, en un mundo teóricamente en paz, la agresividad absurda, al menos en apariencia, de abrir un paraguas nuclear en Europa cuando los bloques han desaparecido y la rivalidad entre potencias no existe, al menos oficialmente?...

Muchas piezas se están moviendo en este rompecabezas que deberían ser explicadas, o al menos informarse de estos movimientos se están produciendo; pero los focos de la información están apagados en este meollo. El solo hecho que no se informe en absoluto de esto a la vez que se le dé tal bombo y platillo a tal cantidad de payasadas como atiborran los telediarios y medios de información, ya es, de por sí, una prueba incontestable de que se están variando las reglas del juego, y el alcance de los fines debe ser tal que esos poderes deben temer como a un nublado la intervención de la opinión pública y que las sociedades puedan movilizarse a favor o en contra de estos planes. Por otra parte, rauda e inflexiblemente ha ido variándose nuestra percepción de la justicia y la legalidad, y no sólo no hay ya diferencias prácticas en cómo se reprimen las protestas civiles en dictaduras muy extremas y en democracias –véase el caso de EEUU, por ejemplo, o la saña con que se emplean las actuaciones de los antidisturbios en casi todos los países de Europa-, sino que incluso ya se habla públicamente y con luz y taquígrafos de crímenes de Estado como algo lícito, como puede comprobarse cada día en los comentarios de los presidenciables o de los altos cargos de la Administración norteamericana, entre otras, quienes defienden que asesinar científicos rusos o iraníes, o tales o cuales personas que consideran enemigos, pues que está de perlas, no mediando entre esto y el asesinato de quien sea y por lo que sea, ni tanto así. Un pasito como aquél que dice. De modo, que si así respetan la ley y los derechos de las personas los poderes, imagínense que no harán con las falsas acusaciones, los desprestigios a las personas y las listas negras que no existen en ninguno de los países de Occidente pero que en todos ellos son como la Biblia bendita, particularmente en España.

Lo que en este momento se está dirimiendo y se está sustrayendo a la opinión pública es la reinvención del Oriente Medio, lo que bien podría conllevar, a poco que alguien se le vaya la olla un pelín, que lo que Dios deba reinventar sea la propia vida sobre el planeta. Lo que es seguro, es que la información está controlada de una forma tan férrea como en una dictadura y que hemos avanzado tanto en nuestra libertad de prohibir cosas por el supuesto bien común, que la misma libertad está siendo proscrita. Tal es el grado de desinformación, que quien desea qué está ocurriendo en realidad en el mundo, debe acudir inexorablemente a los márgenes de Internet o a los medios de países no involucrados en los conflictos latentes, porque aquí, en el país de los pobres y los hambrientos, sólo hablan de bolsa y de alta cocina. Los sables están bien en lo alto y los pájaros más negros sobrevuelan nuestras cabezas, mientras, enajenados por la desinformación, a ras de suelo bailamos como locos y como si el mundo fuera el Aldox Huxley .

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos

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