Para sellar los tres puntos antes del Clásico, Pep Guardiola apostó de inicio por su mejor centro del campo. De esta manera, Busquets, que estaba a una amarilla de la suspensión, complementó a los jugones Xavi, Iniesta y Cesc. De miedo. Mientras tanto, en el eje atacante, Villa volvía a ser suplente en detrimento del emergente Isaac Cuenca. Messi y Alexis completaron el tridente.
El Levante, por su parte, llegaba a la Ciudad Condal sin tres piezas fundamentales del equipo. Con las ausencias de Juanlu, Barkero y Nano, el técnico Juan Ignacio Martínez optó por colocar al mítico Farinós en la medular. Koné, solitario en punta de ataque, tuvo que lidiar con el claro dominio culé.
Pronto el campeón noqueó a la revelación del campeonato. Y es que a los tres minutos de juego Iniesta se inventó un pase de espuela para que Cesc se perfilase desde la frontal y colocara el cuero ajustado al palo. El encuentro no pudo empezar mejor para los locales con el tempranero gol del de Arenys.
El Levante reaccionó con un tímido cabezazo de Koné, pero el cuadro barcelonista siguió imperando en el terreno de juego. Encerrados y asustados, los visitantes temían la sentencia a las primeras de cambio. Porque pudo llegar con un Barça volcado pero que no finalizaba con acierto sus llegadas. Messi, dibujando la diagonal desde banda y zafándose de contrincantes, se topó con el cuerpo de un defensa en su disparo final, mientras que otra intentona del argentino a balón parado se encontró la respuesta de Munúa.
El colegiado pudo facilitar la victoria azulgrana expulsando a Javi Venta cuando Alexis Sánchez ya encaraba en el uno contra uno. Pero el segundo caería por inercia. Y lo hizo a la media hora de juego cuando Xavi botó magistralmente un lanzamiento de falta. Cesc, firmando su doblete particular, marcó los tiempos a la perfección y cabeceó para poner el segundo tanto en el marcador.
Minutos después, con un Levante derrotado, el conjunto catalán mató a su adversario con una auténtica obra de arte. Messi pasaba a Iniesta para que éste, al primer toque, cediera al canterano Cuenca y culminara una magnífica acción colectiva. Tres a cero en el luminoso y partido visto para sentencia.
Antes del descanso, no obstante, también hubo tiempo para que Valdés volviera a reivindicarse con una gran intervención. El guardameta del Hospitalet aguantó el mano a mano con Koné para seguir imbatido en su estadio. La nota negativa del primer tiempo la puso Carles Puyol, que tuvo que ser sustituido por problemas en la vista. El Levante, mientras tanto, ofreció poca alternativa en el rectángulo de juego.
Messi y Alexis también mojan
En la reanudación, Pep dio entrada a Keita para prevenir una posible amonestación de Busquets. El ritmo decayó y el Levante aprovechó la siesta azulgrana para adelantar filas. Del Horno pudo poner el gol del honor tras un buen centro de Javi Venta, pero Víctor Valdés voló para lucirse y evitar el tanto levantinista.
La valentía visitante enfadó a los culés, que asestaron un duro correctivo futbolístico a su rival. Messi, a los diez minutos, recibió una soberbia asistencia de Alves y cruzó el balón para hundir más a un Levante de Champions. Pero ahí no se detuvo la máquina azulgrana porque, acto seguido, Alexis Sánchez perfiló la manita con un contragolpe espectacular.
Messi condujo la pelota desde el centro del campo y, tras contactar con Xavi, asistió a Alexis Sänchez. Fue entonces cuando el chileno recortó y cerró el recital goleador con una deliciosa vaselina.
A pocos minutos de la conclusión del partido, Messi se humanizó y falló dos ocasiones imperdonables, pero el marcador no se movería más a pesar de las constantes intentonas del Barça y del lamentable error del asistente, que anuló un gol legal a Iniesta por un inexistente fuera de juego. En definitiva, nueva manita de un equipo barcelonista que apunta a su siguiente víctima en la competición doméstica: el Real Madrid. El Clásico ya espera en esta Liga bipolar.