“¡Ponme una birra!” es la frase más frecuente y redundante en bares y discotecas de la capital. Sin embargo nunca imaginaríamos que este acto social tan corriente y normalizado se trasladase también a los pasillos de una galería de arte. Donde suelen exhibirse cuadros y esculturas, ahora vemos botellines de cerveza. Allí están, como bustos solemnes que el personal admira en una mezcla de sorpresa y atracción. La cerveza se llama El gato con moscas y la galería es José Robles (c/Belén 2).
El colectivo que organiza esta exposición y además, comparte nombre con la cerveza empezó a gestar la idea hace un año aproximadamente, durante una inauguración en una galería de arte moderno de Madrid. “La sala estaba tan llena que no se veían las obras. La gente estaba más centrada en disfrutar del evento social alrededor de la bebida…” afirma Javier Cruz, uno de los miembros de este colectivo compuesto por 25 jóvenes entre los que se mezclan ingenieros, arquitectos, publicistas, hosteleros, artistas… Según sus preceptos están dedicados a “desestructurar los símbolos estereotipados de los sistemas de pensamiento”.
La idea maduró y desembocó en esta ‘acción-botellón’: cerveza elaborada clandestinamente, y por lo tanto ilegal, disfrazada como un producto artístico o escultura fría. “Es el galerista el que la vende cerrada. Si quieres abrir la obra y beberla, es tu responsabilidad. Es como comerse un cuadro”, afirma Javier.
Como auténticos artesanos elaboraron cada ‘birra’ con gran dedicación, cuidando la temperatura, planeando la logística… En la galería se ofrecen dos clases de cerveza El gato con moscas: la clásica y la malta (sin alcohol) a un precio de bar (3 euros). Además cuentan con una edición limitada de 25 unidades ‘Premium’ que se venden a precio de arte (75 euros). “Es un juego irónico sobre los distintos planteamientos a la hora de vender arte”, dice.
La inauguración de hace una semana fue todo un éxito con más de 400 asistentes que se congregaron en una especie de “macrobotellón artístico”. “Acabamos todos bastante borrachos de arte” dice ‘Fiacha’, otro de los artífices de esta peculiar idea.
A dos días de que la exposición llegue a su fin, ya se han vendido unos 800 tercios y dos ‘Premium’. Los que aprovechen para admirar los últimos resquicios de esta ‘exhibición’ de la cerveza se toparán con los restos de la fiesta inaugural, un video que narra el proceso de elaboración, y la posibilidad de saborear las últimas gotas de esta birra bautizada como arte.
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