El pistoletazo de salida hacia el cambio de Gobierno se pudo ver en el día de ayer en las Cortes donde los nuevos políticos (algunos no tan nuevos) y el nuevo Gobierno, tomaban posesión en sus nuevos escaños. Pero no estaba todo el mundo… Sabino Cuadra (diputado por Navarra de Amaiur) no estuvo presente en la toma de posesión con la intención de que su propio partido pudiese formar grupo propio, y que sus compañeros de partido no pasaran a formar parte del grupo mixto. Esta estrategia no tiene base legal y por tanto no es fundamental para la decisión final que tendrá la Mesa de Congreso cuya mayoría reside en el PP. Sí que es cierto que Amaiur superaría los 5 escaños mínimos para poder tener grupo propio, pero de todas formas no llegan al 15% necesario en Navarra y que es el mínimo para formar grupo propio tal y como concreta el artículo 23.1.
Como experiencia democrática que tiene España en su Curriculum, hemos visto como en anteriores elecciones, siempre que se ha dado una cifra tan próxima a la mínima establecida que exige el Reglamento del Congreso de los Diputados, se ha respondido favorablemente siendo flexibles por tanto en estas reglas de juego. Pero creo que ahora ha llegado el momento de decir que no, pero decir no únicamente a Amaiur permitiendo la entrada de UPyD con grupo propio. ¿Es demagogia quizás darles un “no” a Amaiur pero en cambio un “sí” a UPyD? No, y me explico:
La trayectoria de UPyD nos permite conocer más a fondo la postura de este partido en diferentes temas. Por el contrario, Amaiur es un partido nuevo del cual no conocemos profundamente sus intenciones en muchos temas de carácter fundamental para el país. Entonces, ¿es por tanto la experiencia lo que debe decidir la adquisición de grupo propio en situaciones tan extremas como la que nos encontramos? No, en una democracia debe haber pluralidad de partidos, de ideas y de opiniones. Pero lo que sí que a mí personalmente me hace "ser arbitrario" en mi opinión, es el contenido de los estatutos de UPyD y de Amaiur. Mientras que en el primero son claros y concisos sobre el terrorismo y condenan la violencia, los estatutos de Amaiur no. Es aquí el punto donde se debe romper cualquier flexiblidad que se nos llegue a pasar por la cabeza. No existe un: “o todos moros o todos cristianos” sino que debemos analizar bien a fondo la situación sin amalgamar en un mismo saco a dos partidos tan diferentes. Es decir, no se puede estar a favor de ser flexible en el reglamento del Congreso con Amaiur cuando la no condena de la violencia va en contra de la propia Constitución.
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