En España las dos pesadas cadenas atadas por el hegemonismo estadounidense son la causa principal que nos asfixia como pueblo y como país. Pero las desencadenadas luchas crecientes de nuestra gente no solamente resisten el salvaje saqueo que sufrimos, sino que poderosamente influyen políticamente como movimiento popular.
Mucho antes de la primera llegada de Trump y de la segunda venida de Trump, España tiene dos asfixiantes ataduras. Una es el grado extremo de dependencia y subordinación militar a Estados Unidos. La otra, los vínculos de clase entre la oligarquía española y EEUU.
La primera cadena
Lo primero son las armas, lo militar. El eslabón más reciente de la cadena lleva escrito dos palabras -Rota y Morón-, dos bases militares -una naval y otra aérea- con una utilidad clave en el despliegue bélico global de la superpotencia. Para Washington España es un portaaviones terrestre entre ellos y Oriente Medio.
Rota alberga el “escudo antimisiles”. Morón permite desplegar operaciones rápidas en el norte de África. Y ambas han sido utilizadas en sus guerras -en la ex Yugoslavia, en Irak, en Siria y en Libia- y han sido plataforma para alimentar el genocidio en Palestina.
La importancia de Rota y Morón choca con el silencio impuesto sobre su existencia. La presencia en nuestro suelo de dos bases militares de una potencia extranjera -empleadas en agresiones a otros pueblos- ha sido eliminada del debate político. Y, por lo que se ve, todas las fuerzas que quieran ser algo en España, a derecha y a izquierda, deben aceptarlas.
La cadena ahora asfixia más
¿Y en qué consiste el nuevo “impuesto imperial”? El incremento del gasto militar hasta el 5%, unos 50.000 millones, recortando en la sanidad, pensiones y educación.
Ya Biden y Sánchez firmaron un acuerdo por el que, en Rota, se pasa de 4 a 6 destructores, y de 1.200 a 1.800 soldados estadounidenses. Y la armada española se encarga de ampliar la base, gastando 300 millones de euros. España acaba de enviar una fragata al Indo-Pacífico, bajo mando de la OTAN. El año pasado 4 aviones estuvieron en India, Japón y Australia. Todo ello porque EEUU impone a España -y a otros países europeos- la participación directa en el cerco militar a China, su verdadero objetivo.
El Ibex-35 estadounidense, la segunda
Es la segunda cadena -el Ibex-35 estadounidense- por lo que Trump y Botín se elogiaron mutuamente, “socios” en intereses y negocios. El sector financiero de EEUU no sólo domina el Ibex-35 español -casi un 60% en manos extranjeras- sino que sus fondos (BlackRock, Vanguard y Fidelity) y sus bancos (Goldman Sachs, Bank of America y JP Morgan) son los auténticos dueños de los grandes bancos y oligopolios “españoles”, controlando el 44% del Santander y el 39% del BBVA, dominando Iberdrola y acaparando cada vez más vivienda y sanidad privada en España.
La burguesía monopolista yanqui y la oligarquía española comparten intereses porque ambos están “hermanados” en el atraco a la población. Y en seguir saqueándonos más.
A cambio de ocupar un lugar subordinado, y permitir que la superpotencia entre en el control de sus bancos y empresas “joyas de la Corona”, la oligarquía española recibe un “premio”: el acceso al enorme mercado estadounidense. Allí, el Santander tiene unos 57.500 millones de dólares en depósitos, y más de 90.000 millones de dólares en activos; Iberdrola ya tiene sus principales negocios; y Ferrovial y ACS acceden a las grandes obras. Allí, la inversión de bancos y oligopolios españoles se ha disparado.
Luchas desencadenadas
La “era Trump” entraña amenazas porque poderosas fuerzas estadounidenses que trabajan para encadenarnos aún más a sus planes de recortes y de secuestro de la soberanía. Pero a esta ofensiva reaccionaria se enfrenta un amplio y poderoso movimiento popular, que lucha por romper esas cadenas.
Una marea por la paz. En España la lucha de la gente por la paz determina la posición del país. Las movilizaciones contra el genocidio en Palestina se acumulan, uniendo a una inmensa mayoría de la población. Si el gobierno español ha tomado una posición contra la barbarie ejecutada por Netanyahu y Washington, es por la presión de la inmensa mayoría de la sociedad española. Y también el amplio apoyo a la resistencia del pueblo ucraniano frente a la invasión rusa.
Un muro frente a los recortes. Los sindicatos -la mayor fuerza organizada- con más de tres millones de afiliados, han convocado manifestaciones para exigir la continuidad de las medidas que favorecen a pensionistas, inquilinos, etc. Así como las incontables luchas por la vivienda y por muchas otras demandas sociales. Y en las encuestas el 74,5% está a favor de que el gobierno debe garantizar que la riqueza se distribuya de forma justa, y el 70,7% apoya que los más ricos paguen más impuestos.
Un clamor en defensa de las pensiones. La exigencia de que las pensiones se blinden en la Constitución, para que ningún gobierno pueda recortarlas o privatizarlas, avanza porque una amplia mayoría -en la izquierda y también en muchos sectores de la derecha- exige no tocar las pensiones.
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