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La reforma contra los especuladores

Mientras una crisis tan grave como la de hoy en día es sufrida por muchos ciudadanos, es una crisis ansiada y de buenos tiempos para otros. Los especuladores
Emilio Beta
miércoles, 21 de diciembre de 2011, 08:03 h (CET)

En uno de los pocos ratos que tengo libres para ver la televisión, vi el pasado domingo el programa de Jordi Évole que llevaba como título “Mediocracia” y la verdad que estuvo bastante interesante. Se trataban temas de carácter económico y por tanto, economistas  muy conocidos como Leopoldo Abadía daban su punto de vista sobre la situación actual. Todos ellos, pese a discernir en aspectos puntuales coincidían en algo, y es que mientras una crisis tan grave como la de hoy en día es sufrida por muchos ciudadanos, es una crisis ansiada y de buenos tiempos para otros. Los especuladores. Parece surrealista que en estos tiempos haya alguien que esté ganando a costa del sufrimiento. ¡Que crueldad! Pues bien, surrealista o no, es la pura realidad.

Uno de los economistas que más me gustó por su manera de explicarse y su claridad a la hora de ejemplificar con situaciones más entendedoras para los que no entendemos tan profundamente sobre economía fue Josef Ajram. Su último libro, presentado el pasado lunes en Barcelona, detalla la situación actual y expone ejemplos muy significantes pero a la vez muy reales. He podido acabar en estos dos días el libro y la verdad que lleva a la reflexión.

“Se avecinan sacrificios para todos los españoles” era una de las frases del nuevo presidente durante su discurso de investidura. Pues bien, esos sacrificios en mi opinión ayudarán obviamente a mejorar la situación de crisis, pero ayudaría muchísimo más (y empezaríamos salir de la crisis en poco tiempo) la reforma financiera. Me explico.

La idea de que los bancos gobiernan el mundo, se podría cambiar por la de que las agencias de calificación gobiernan el mundo. Moody's por ejemplo. Ellas son quienes valoraran las entidades financieras dando así un mayor máximo (triple A) o por lo contrario la valoraran negativamente. Hasta aquí parece que todo es muy sencillo. Ahora bien, viendo últimos ejemplos de mala calificación por parte de estas agencias de calificación, hemos visto como no siempre aciertan y aquí es donde se puede complicar la situación de un país por ejemplo.

Otro tema que se explica en el libro es el contract for difference (CFD) o lo que es lo mismo el vender para comprar. Vender algo que no tienes para posteriormente comprarlo. Esto a día de hoy sucede. Un ejemplo: si creemos que mañana el Banco Santander va a bajar, yo puedo vender 1000 CFD que nos ofrecerá un intermediario (que será quien me busque estas 1000 acciones y me las venderá al mercado por mí). Si finalmente la cotización baja, yo ganaré y el intermediario comprará las acciones. Por el contrario, si la cotización baja, yo perderé y tendré que abonar esa cantidad. Además de que vuelve a parecernos una situación surrealista que podamos vender algo que no tenemos, debemos sumar a esto que se permite hacer en más de un día, lo que significa que el dinero no corre por los mercados y esto es lo que realmente hace que funcione.

Por tanto, desde la política se debe ir más rápido que los mercados (que se mueven a un ritmo frenético día a día) y poner freno a este tipo de situaciones que hacen que el Estado sangre a diestro y siniestro y dificultaran con el tiempo que un gobierno pueda poner un buen “torniquete”. Un torniquete inexistente a día de hoy sobretodo a las agencias de calificación, que entre otras cosas, nos hacen creer que estamos peor de lo que realmente estamos y que disminuyen el ahorro, después el consumo, que se sumará a la disminución de la producción de empresas, y que finaliza con el aumento de los cinco millones. Y en esto último no hablo de euros, sino de personas. ¿Catastrofista yo? Para nada…

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