El Real Madrid conquistó pasada la media noche del miércoles su trofeo Santiago Bernabéu al vencer (2-1) a la Fiorentina gracias a un gran gol de Cristiano Ronaldo, alzando así la 38º edición del torneo blanco y el 27 en el palmarés del anfitrión, 12 de manera consecutiva.
El luso centraba las miradas, con el homenaje a los 60 años de la segunda Copa de Europa que ganó el Madrid, ante la 'Fiore', con goles de Alfredo di Stéfano y Paco Gento (2-0). Cristiano se presentó ante su público con rabia y un gol por la escuadra que confirmó la remontada local.
"Otra decisión incomprensible. Injusticias que nunca me derribarán", así reaccionó en la previa Cristiano, ante la confirmación del TAD de su sanción de cinco partidos tras la ida de la Supercopa de España. Ese "leve empujón" a De Burgos Bengoetxea convirtió el trofeo blanco en el desquite del portugués.
Tanto el ariete como Sergio Ramos dieron caché a un once de poco habituales en el equipo de Zinedine Zidane, con Dani Ceballos formando con Marcos Llorente en el centro del campo, y con Achraf aportando más en el lateral que Theo. Asensio no tuvo la chispa y no quitó protagonismo a un Cristiano que no tardó en tirar del carro después del gol italiano.
Y es que una renovada Fiorentina se tomó en serio la prueba y avisó en la primera jugada por medio de Giovanni Simeone. El hijo del 'Cholo' la tuvo y en el minuto cuatro Veretout vio puerta con un buen disparo desde la frontal sin oposición. La reacción del anfitrión fue inmediata y, en una jugada de Cristiano, su disparo cruzado encontró a Mayoral en el segundo palo para empujar el balón a la red.
El dominio del Madrid evitó más llegadas del conjunto italiano, aunque Astori se encontró con el larguero y Casilla rematando de chilena en un córner. Un amago del gol de la noche que llegaría en la otra portería a la media hora. Cristiano se hizo hueco en la banda izquierda y fusiló con rabia a la escuadra. El delantero portugués brindó así el primer cañonazo de la temporada a su afición, después de perderse la vuelta de la Supercopa y en la toma de contacto con la grada después de un verano de rumores de salida desde Portugal por su problema judicial con la Hacienda española. Un debut molesto en lo personal por esa sanción pero que en lo deportivo se marca lleno de títulos, con las dos Supercopas ya en las vitrinas.
Tras el descanso bajó el ritmo, con el Madrid controlando el partido en buena imagen de los más jóvenes. Con la entrada de Isco el Madrid buscó la verticalidad, pero el cuadro italiano trabajó para mantener el balón lejos de su área. Entraron Casemiro evitando cualquier susto, junto con Bale o Kroos en un once más titular. El arreón final dejó un nuevo intento de Cristiano, que se estrelló al palo, en un Madrid con mucho fondo de armario.
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