Equilibrar el presupuesto estatal norteamericano no será cosa difícil para el Congreso norteamericano y la Casa Blanca para el año 2032. Para ese entonces será un hecho el que tengamos una enmienda a la Constitución que requiera tal equilibrio, y el Congreso solo tendrá que ajustar lo que para entonces serán pensiones y cuidado medico variable para los pensionados, en vez del sistema vigente hoy de Seguridad Social. Ajustes que sin duda alguna disminuirán los ingresos de los que poblarán la Tercera Edad. Y en el peor de los casos, si esa suma no da ni para comer, quizá hasta se disminuya el presupuesto militar que para esas fechas no será sino una quinta parte del actual, ya que el delirio de hegemonía ya habrá pasado y existirán varias potencias que reclamarán tener voz y voto en los asuntos del planeta.
Ese es mi pronóstico a este cierre del 2011, un año de turbulencia en la política y economía global, un año que trajo una chispa de esperanza en EEUU a la necesidad de cambio en el país según veíamos develarse la cara macabra de Wall Street.
Ese nuevo enfoque presupuestario en el futuro será la retribución de las nuevas generaciones a las actuales por haberlos dejado una herencia de deuda que para entonces probablemente sume casi el doble del producto nacional bruto; una deuda que solo se podrá amortizar sobre las espaldas de la población jubilada... los que hoy día no parece importarles la acumulación de una deuda grotesca que tendrán que pagar hijos, nietos y biznietos.
Tal predicción asume que el capitalismo, no importa la forma que entonces tome, continuará entre nosotros; algo que se da por cierto ocurrirá, ya que los “dueños” del sistema actual lo impondrán de arriba abajo con su arma policial: las fuerzas armadas de la nación. Claro que eso es algo cuestionable y, por suerte, nada seguro.
Según lo veo, nos queda una década de turbulencia económica y social en este país, un pueblo orgulloso pero en su mayoría económicamente desposeído, donde el malabarismo económico sigue en boga y los políticos exhiben su ceguera a la realidad de burbujas que todavía tendremos que enfrentar. Nuestra prolífica patria de economía capitalista parirá unas cuantas burbujas mas antes de que la forcemos a histerectomía-burbujal; un poco tarde, cierto, y con solo un significado simbólico.
La burbuja de la vivienda seguirá perdiendo aire, aunque muchos crean que esa burbuja ya explotó; mientras que nuevas burbujas gemelas se nos presentaran como deudas municipales y provinciales que no se podrán saldar.
Y no nos olvidemos de la burbuja que es posible sea la peor entre todas por venir cuando el país está económicamente empantanado: las garantías federales a préstamos estudiantiles que más tarde o más temprano, de no ser pagados por los estudiantes, se añadirán a la deuda nacional.
Esta deuda estudiantil, originada en buen parte para beneficio de bancos y otras instituciones financieras, ha traído además enormes beneficios para instituciones de enseñanza no solo tradicionales sino también academias-talleres-universidades de lucro que son una farsa. Es posible que esa deuda estudiantil que requerirá pago mediante las garantías gubernamentales superará el billón de dólares... si, doce ceros.
Además del gasto monetario ocasionado, el segundo beneficio negativo ha sido el gran engaño sobre el desempleo y subempleo en la nación, con millones cursando estudios o aprendiendo oficios (lo cual no ocurre en la mitad de los casos) irrelevantes, dado que no habrá puestos de trabajo, ni existirán en el futuro, para estos individuos que se certifican, diploman o adquieren una designación oficial.
Nos preguntamos si EEUU está entrando en una nueva era donde la discusión gira ciento-ochenta grados... de “inmigración ilegal” a “fuga de cerebros y emigración de norteamericanos”. ¿Habrá llegado el turno al norteamericano de buscar su sueño, su refugio y su esperanza en otras tierras... como Brasil, partes de Asia y nuevas ‘Liberias’ que se creen en partes de África? ¿Llegará esa hora en el futuro en que el jubilado estadounidense tenga que depender de remesas de parientes expatriados? Poco importa que esto nos parezca irreal, una pesadilla; ese es el camino que llevamos, y que nos tendrá celebrando el centenario de la Gran Depresión en una veintena de años.
Bien sea en una década o en dos, ese término “estimulo económico” finalmente desaparecerá del léxico en las economías desarrolladas, como la estadounidense; y los que pueblan esas naciones estarán forzados a vivir dentro de sus medios productivos. Y las generaciones productivas de esos países no consideraran amoral el que aquellos que les legaron la deuda tengan que sufrir las consecuencias, no importa su edad. Una perspectiva triste pero realista según se nos acaba el año en un EEUU de muchos logros pasados... pero ahora confrontando un futuro incierto y sombrío.
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