El presidente de Siria, Bashar al Assad, ha
anunciado este martes en un discurso a la nación que el próximo mes de
marzo se celebrará un referéndum sobre la nueva Constitución del país y
ha apoyado una mayor implicación de "todas las fuerzas políticas" en el
régimen. Asimismo, ha denunciado la "hipocresía" de la Liga Árabe, cuyos
dirigentes "no saben nada sobre democracia".
En su discurso, pronunciado en la Universidad de Damasco y
transmitido en directo por la televisión estatal y por la cadena qatarí
Al Yazira, Al Assad afirmó que los disturbios que vive el país desde
marzo de 2011 le han causado una "profunda cicatriz" en su "corazón".
Según el presidente, la prioridad de su Gobierno, en estos momentos, es
restaurar el orden, lo cual solo será posible "si se golpea a los
terroristas con puño de acero".
"No puede haber tolerancia con el terrorismo ni con los que
utilizan armas para matar", manifestó Al Assad. No obstante, aseguró que
en su país "no se está encubriendo a nadie y no se ha dado ninguna
orden a nadie para que abra fuego contra ningún ciudadano".
El mandatario anunció en su discurso --de una hora y cuarenta
minutos de duración y que ha sido su primera intervención pública desde
el pasado mes de junio-- que el referéndum sobre la nueva Constitución
del país podría celebrarse el próximo mes de marzo y afirmó que la
actual crisis política del país demuestra que los sirios están
dispuestos a tener un "Estado moderno".
Según el presidente, en el país hay "diferencias" pero "no hay
una división interna que justifique la formación de un gobierno de
unidad nacional". En este sentido, aunque se ha mostrado contrario a la
participación de la oposición en el Gobierno porque esto le permitiría
"chantajear" al país con sus demandas, sí ha defendido la posibilidad de
que haya una mayor implicación de "todas las fuerzas políticas" en el
régimen.
Al respecto, el presidente se mostró dispuesto a dialogar con
la oposición "mañana mismo", pero lamentó que algunas formaciones "no
están dispuestas" a ello y han retrasado el inicio de las conversaciones
con el Ejecutivo, una de las condiciones incluidas en las propuestas de
la Liga Árabe.
En todo caso, Bashar al Assad aseguró que nunca va a eludir
sus responsabilidades y que no renunciará a su cargo porque siempre ha
contado "con el apoyo del pueblo". Asimismo, homenajeó a las Fuerzas
Armadas y a los que "se mantienen firmemente dispuestos a sacrificarse
por la seguridad nacional". "Su sangre regará la tierra de la libertad",
proclamó.
Según Al Assad, las potencias internacionales están utilizando
a los países árabes para interferir en los asuntos de Siria y denunció
la "hipocresía" de la Liga Árabe por pedir reformas en Siria. "Es como
si un médico aconseja a su paciente que deje de fumar mientras tiene un
cigarro en la boca", declaró.
Los países de la Liga Árabe, añadió, "no saben nada sobre
democracia y son un espejo de los fracasos del mundo árabe". "La Liga
Árabe ha sido incapaz en seis décadas de proteger los intereses árabes y
no nos debe sorprender que vuelva a fracasar de nuevo", manifestó.
Según Al Assad, la decisión de la Liga Árabe de suspender a
Siria ha supuesto la suspensión de la identidad árabe de la propia Liga.
"La Liga Árabe ha dejado de ser árabe, deberíamos llamarla 'Liga
Extranjera'", aseveró.
No obstante, el presidente sirio recordó que su Gobierno ha
invitado a los observadores de la Liga Árabe a visitar el país y aseguró
que el régimen "no cerrará las puertas" a ninguna solución árabe
siempre y cuando "respete la soberanía de Siria".
A juicio del presidente, que denunció el incendio de un millar
de colegios y la muerte de 30 profesores desde que comenzaron las
movilizaciones, los activistas antigubernamentales no son "verdaderos
revolucionarios". "Si fueran verdaderos revolucionarios, tanto vosotros
como yo estaríamos con ellos", declaró.
Bashar al Assad recordó también que su Gobierno ha levantado
las leyes de emergencia porque "no aportaban seguridad", y denunció que a
las potencias extranjeras no les interesan las reformas y que, de
hecho, "la conspiración extranjera se dirige contra las reformas en
Siria".
La actual crisis de Siria, advirtió, es una "competición entre
terroristas y reformistas". Por ello, el presidente afirmó que las
reformas "no deben aprobarse en respuesta a la actual crisis", ya que,
en tal caso, "se legitimaría la interferencia extranjera".
Según Bashar al Assad, los "planificadores extranjeros" que
pretendían derrocar al régimen "han fracasado" y "no han encontrado un
hueco para la revolución que esperaban". A su juicio, la "victoria" del
régimen será "inminente" si los sirios se mantienen "firmes" frente a
los conspiradores extranjeros y los "traficantes de la guerra".
"Conseguiremos la victoria, si Dios quiere", manifestó.
El mandatario denunció también que "cientos" de canales de
televisión extranjeros están causando "un colapso psicológico" en el
país y defendió, por ello, el enfoque "selectivo" adoptado por su
Gobierno a la hora de conceder el permiso de entrada a los periodistas
extranjeros.
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