La
información es un derecho que ostenta todo ciudadano. El reportero es
el enlace que permite que la sociedad pueda conocer la realidad que
sobrevuela su entorno.
Aquel profesional capaz de arriesgar su vida, dejar atrás cuantas cosas
atesora con el único objetivo de servir como conexión entre la realidad
y el mero ciudadano. La información de calidad consiste en un derecho
fundamental. Aún así hay una gran proporción de la sociedad que no
valora el esfuerzo de los periodistas.
No
podemos olvidarnos de los reporteros gráficos que se escabullen por las
localizaciones más insospechadas para captar la coyuntura más
significativa.
Este
alegato inicial lo escribo porque ayer conocíamos una terrible noticia:
dos de esos incansables trotamundos de la información habían perecido
en Siria debido a los enfrentamientos entre los leales a El Asad y los
contrarios a su régimen dictatorial.
En primer lugar, la estadounidense Marie Colvin, de 56 años, que trabajaba para el diario The Sunday Times.
Nacida
en Estados Unidos pero criada en Londres, esta elegante rubia de 56
años había cubierto en 30 años de carrera los más sangrientos
conflictos, así como las recientes revoluciones de la Primavera Árabe en
Túnez, Egipto y Libia.
En
su último reportaje en la ciudad rebelde de Homs, enviado horas antes
de morir junto al fotógrafo francés Rémi Ochlik, había descrito la
muerte de un niño herido por la explosión de un obús.
Durante
su larga etapa profesional al frente del periodismo bélico, Marie había
esquivado varias veces la muerte. En uno de los reportajes que
realizaba sobre diversos conflictos perdió un ojo, que tapaba con un
parche negro. Esto último le sirvió como elemento significativo tras el
incidente.
El segundo de los periodistas fallecidos en el distrito de Bab Amro, fue el francés Remi Ochlik, un freelance de 29 años que colaboraba con Paris Match, y ganador de un World Press Photo por sus imágenes de Libia.
Antes,
había trabajado en República Democrática del Congo en 2008, y había
retornado a Haití con motivo de la epidemia de cólera y las elecciones
presidenciales de 2010.
En
2011, cubrió todos los escenarios de la Primavera Árabe, y fue testigo
de las revoluciones en Túnez y Egipto, y de la revuelta y la guerra en
Libia.
Sus fotos,
tan terribles como humanas, fueron publicadas en Paris
Match, Timemagazine y en el Wall Street Journal, entre otros medios.
En
uno de sus viajes por el mundo en busca de la foto más impactante,
afirmó que "a los 20 años, no se tienen ganas de morir. Uno daría todo
por estar lejos, muy lejos, y no haber venido nunca". Pronunciaba estas
palabras tras regresar de Haití donde había fotografiado un país
devastado después del terremoto.
Un final desolador Los
reporteros desaparecidos fueron alcanzados por un cohete mientras se
encontraban en la casa donde residían durante su estancia profesional en
Siria.
Según
diversas fuentes, los cadáveres de los periodistas no han podido
todavía ser recatados de entre los escombros debido a los incesantes
ataques por parte de las tropas leales al sátrapa libio.
La
periodista inglesa tenía cierta relación con España pues había sido la
esposa del veterano corresponsal de El País, Juan Carlos Gumucio. Este
último murió en Bolivia hace más de una década. Reacciones tras conocerse la noticia Rupert
Murdoch, propietario del Sunday Times, afirmó ayer que la periodista
"arriesgó varias veces su vida porque estaba decidida a mostrar la
maldad de los tiranos y el sufrimiento de las víctimas". "Su herida en
el ojo no le impidió viajar a misiones aún más peligrosas", añadió.
"Durante
su carrera, asumió riesgos para conseguir sus objetivos, incluso al
precio de una grave herida en Sri Lanka", donde perdió un ojo en un
ataque con granadas en 2001, destacó el redactor jefe del Sunday Times,
John Witherow, quien expresó su "enorme conmoción" por la desaparición
de la periodista. El
ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, ha exigido en un
comunicado al Gobierno de El Asad que detenga "inmediatamente" los
ataques y que respete "sus obligaciones humanitarias".
"Hemos pedido a nuestra embajada en Damasco que solicite a las autoridades sirias un pasillo de
seguridad para que, con la ayuda de la Cruz Roja, la ayuda humanitaria
llegue a las víctimas. Ochlik es el segundo periodista francés fallecido
en la revuelta en Siria. Gilles Jacquier, de la cadena de televisión
France 2, murió en enero durante una visita autorizada por Damasco.
En
la St Bride's de Londres, llamada la iglesia de los periodistas, ya
había este miércoles fotos y un mensaje de homenaje a Marie Colvin y
Rémi Ochlik. Habían sido colocados junto a la fotografía de otro
periodista que murió ejerciendo su labor, Daniel Pearl, del Wall Street
Journal, fallecido en Pakistán en 2002.
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