Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Animales

De niño a cazador que paga la administración

Julio Ortega Fraile
domingo, 4 de marzo de 2012, 10:06 h (CET)

A la caza se le caen adeptos como a mí el pelo y gana detractores por similares motivos que lo hace la tauromaquia: gracias a la existencia de una mayor información conducente a la progresiva toma de conciencia social. Tal avance equivale, como siempre ocurre cuando se apartan cortinas colgadas para ocultar una realidad que a algunos no les conviene que se vea, a sacudir ignorancias e indiferencias que con o sin intención se transforman en complicidad. Sus justificaciones para dañar y matar animales con absoluta impunidad van perdiendo poco a poco la credibilidad, eso es lo que suele acontecer con toda falsedad mantenida en el tiempo, y especialmente cuando semejante estrategia, ruin y peligrosa, se emplea para perpetuar aberraciones.

Dicha certeza de rechazo creciente a pegar tiros para acabar con vidas, ha llevado a la Federación de Caza de Castilla y León en un programa denominado "Cazador por un día" y que tiene un precio de 300.000 euros abonaditos del erario publico por la Junta de Medio Ambiente de esa Comunidad (¿serán los que les sobraban tras los recortes en materias básicas?), a limpiarse de la indumentaria la omnipresente sangre de sus víctimas y a posar con escolares, en vez de como continuamente hacen en sus foros, páginas y revistas con la bota apoyada con orgullo sobre un cadáver transformado en trofeo.

Piensan que así podrán imbuir su afición en algunos chavales y detener la incontestable disminución de licencias, lo que garantizaría el mantenimiento y hasta la ampliación de prerrogativas para matar por lo que verdaderamente les mueve a hacerlo: el placer de sentirse dueños de vidas, la testicular obsesión de saberse envidiados por sus colegas en el recuento y tamaño de las criaturas abatidas, y seguir recibiendo dinero de todos nosotros en forma de subvenciones. Lo de función reguladora que tanto les gusta pìar es pura verborrea, pues con sus acciones contribuyen además de a que haya heridos y muertos humanos, a la contaminación y a los incendios, a la perdida de un equilibrio natural que no parece haber devenido en tragedia en aquellos paises donde la caza ha sido prohibida.

Pero me toca ser realista, o mejor dicho: jugar con la interpretación sesgada de la verdad habitual en muchos por interés o desconocimiento. Pongamos, puestos a hacernos los idiotas, que es como nos prefieren los cazadores, que los animales no deben de ser poseedores de derechos, que sín embargo sí les pertenecen porque hablamos de algunos tan fundamentales como el de la propia vida; que no sufren, que claro que lo hacen tanto física como psíquicamente; que no merecen consideración ni empatía, una postura miserable y cínica en la era de las tan cacareadas libertad, justicia e igualdad. Hagámonos los memos y admitamos todas esas mentiras: ¿qué ocurre con los niños de nuestra especie? ¿Atravesar en su educación el uso de armas y lo idóneo de acabar con la existencia seres vivos por entretenimiento puede contar con el beneplácito de padres, profesores y administración?

Consentirlo equivale a dar por buena la violencia como asignatura transversal en su formación, y a despreciar cuanto estudio realizado por profesionales objetivos (no como esos informes encargados por las asociaciones cinegéticas) demuestra que fomentar tales prácticas entre los más jóvenes, a menudo provoca en ellos tendencias agresivas que serán determinantes en su desarrollo mental y ético, marcando pautas de conducta en el periodo adulto. Allá cada uno con su conciencia y responsabilidad como educador, padre o legislador. Pero les garantizo que si los escopeteros irrumpen en el colegio de mis hijos para tratar de inculcarles la pasión por la caza yo me los llevo inmediatamente del centro, y haciendo uso de mis derechos (por suerte para mí no soy zorro ni jabalí y se supone que los tengo) interpongo las denuncias correspondientes. Ya veremos si desde el primer juzgado donde la presente hasta el Tribunal Europeo si es menester pasando por audiencias provinciales o el Supremo, acaban todos por darle la razón a los que quieren enseñar a niños a matar. Ya está bien de aguantar sus perversiones. Y en este caso, a quien no le importen los animales tendrían que preocuparle al menos los chiquillos a merced de esos rambos con 4x4. Unos y otros son sus víctimas. Pero nosotros a lo nuestro...

Noticias relacionadas

El Camino de Santiago ha experimentado un notable incremento en el número de peregrinos en 2024, alcanzando cifras récord que reflejan su creciente popularidad a nivel mundial. En 2024, se registraron 499.239 peregrinos, marcando el tercer año consecutivo de crecimiento y estableciendo un nuevo récord histórico que no se conseguía ni en los mejores años de la Edad Media cuando era el lugar de peregrinación por antonomasia.

El Gobierno fracasa con las cantidades de las ayudas a los afectados por la DANA y fracasa, también, con el modelo de ayudas porque son escasas y hay que devolverlas. Transcurrido mes y medio desde la catástrofe comprobamos la inutilidad del Gobierno del dictador Sánchez. Su huida, como conejo con el rabo entre las patas, ya nos hizo pensar que el establecimiento de ayudas no sería de buena fe.


Soy de los que piensan que a la vida hay que mirarla a través del parabrisas, no del espejo retrovisor. Y si miramos hacia atrás, que sea para avanzar y aprender de lo ya acaecido, porque aunque seamos fruto de lo que fuimos, eso no debe convertirse en una rémora, sino en acicate para progresar y ser mejores.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto