Doña Concepción Arenal, en su Manual del visitador del pobre, refiriéndose a la imprevisión, decía lo siguiente: “La imprevisión, ¿es una falta grave o una providencial compañera que velando al pobre los males del porvenir, le deja disfrutar el bien presente?”. Y es muy posible que, en Andalucía, haya tenido lugar una simbiosis de circunstancias que, de forma inesperada para muchos, aunque no se pueda decir que imprevisible; ha dado lugar a que el paseo triunfal que se prometían los del PP del señor Arenas, se hay convertido en una justa victoria pírrica que, por muchos números que se hagan, va a hacer que las cosas queden como estaban, si no peor, debido a la gran influencia que, a partir de la toma de posesión de la nueva Junta, va a tener el partido del señor Cayo Lara. ¿Es malo lo que ha ocurrido en la comunidad andaluza? Dependerá, sin duda, de la actitud que decida tomar el gobierno del señor Rajoy. La realidad es que, al nuevo Ejecutivo, le ha lastrado en demasía su valentía al coger el toro por los cuernos y poner sobre la mesa, de inmediato, una serie de medidas (muchas de ellas forzadas por las circunstancias económicas del país) que han contribuido a un desgaste prematuro del Gobierno, que no ha podido contrarrestar el mal efecto del aumento de impuestos, la extensa e inevitable reforma laboral, el cierre de empresas públicas, los drásticos recortes en el gasto público y la inevitable reacción en tromba de los dos sindicatos mayoritarios del país, dándole una golosina al pueblo.
Andalucía, por mucha confianza que se tuviera en romper el maleficio, no es terreno fácil para el PP. Quizá en lo que se han equivocado los populares haya sido en un exceso de confianza en sus fuerzas y en no sopesar debidamente el que, incluso con el escándalo de los ERE’s y las corruptelas de los políticos, hay una gran parte de los andaluces que han salido favorecidos con estas subvenciones, el PER y las prestaciones de desempleo, de modo que, con el tiempo, la famosa “mordida” se haya hecho tan popular que sean muchos los andaluces que, de una forma u otra, han venido participando de ella. Ya hemos repetido, en infinidad de ocasiones que, en nuestro país y, en especial, en territorios en los que la miseria y la falta de trabajo es algo endémico; existe una determinada tolerancia con los que “mangan”;con la particularidad cultural, tan arraigada, de esta ancestral veneración por los famosos bandoleros rondeños, como José Mª el Tempranillo ( que llegó a obtener el indulto); José Ulloa Navarro “El Tragabuches” o Pasos Largos ( el último bandolero de Ronda); los llamados “justicieros” que fueron elevados a héroes populares y que, incluso, colaboraron a desterrar de España a las tropas francesas.
Andalucía ha sido, desde hace muchos años, tierra de caciques y, hoy en día, por mucho que se quiera decir que las cosas han cambiado, lo cierto es que, aún con mantenerse muchos de los antiguos terratenientes con poder ilimitado; han ido surgiendo otros nuevos ricos, otros caciques; sólo que, en esta ocasión, de distinto tinte político. Los que han sabido enriquecerse durante años, sabiendo que, el feudo andaluz, daba bastante para encasillarse en el poder, sabiendo explotar el interés de aquellos que han aprendido como trabajar menos mediante la percepción de las subvenciones del Estado. Ahora, llega el tío Paco con la rebaja, encarnado por el señor Rajoy, y todos los que vivían de enchufes, de gabelas, de clientelismo etc. han visto que se les acababa la mamandurría y han tocado a rebato para apoyar su status. Los efectos hablan por si solos.
Lo cierto es que, el señor Griñán, ha sabido imbuirles a los andaluces que, aún con un gobierno corrupto y dirigentes encarcelados, saldrían ganando dejando las cosas como estaban, en stand by. El miedo a un gobierno del PP dispuesto a arrasar con todo tipo de irregularidades administrativas, con los despilfarros, con los enchufes, los miles de funcionarios sin oposiciones etc. ha decantado a una parte importante de la clase media andaluza a mantener su voto al PSOE, aunque se ha de reconocer que, con un importante castigo. Pero, donde más se ha desequilibrado la balanza ha sido hacia la izquierda más extrema, la de IU, partido que ha conseguido unos resultados espectaculares, doblando su número de representantes en el Parlamento andaluz. Sin duda esta es la peor noticia para el PP, que va a tener que bregar con una entente cordiale PSOE-IU que no se lo van a poner fácil al Gobierno de la nación, debido a que, con las cuentas embarradas y 1.300.000 parados; a partir de ahora van a ser una cabeza de puente del PSOE para estorbar las acciones del gobierno central. Pero lo peor es que van a depender, para conseguir su mayoría, de un partido tan irresponsable y destructor como es el del inefable señor Cayo Lara. Mal asunto para una nación que, lo que precisaría, sería tener una tranquilidad interna para poderse centrar de lleno en el aspecto económico y en ponerse a levantar nuestra alicaída y desmoralizada economía.
Sin embargo, no podemos dejar de reprocharle al partido del señor Rajoy, una cierta relajación en tomar posiciones. Me explico. Si bien en el aspecto de recortes no les ha temblado la mano y han conseguido la confianza de la UE, aunque con ciertas reticencias, a causa de la estrategia de presentar los PGE ante el Congreso con la evidente intención de no perjudicar sus posibilidades de victoria en Andalucía; lo cierto es que, tanto Rubalcaba como Griñán, han sabido darle la vuelta al argumento haciendo de este retraso el caballo de batalla de la campaña del PSOE. Aunque a ellos, directamente, no les ha servido para dejar de perder 9 diputados, ello no obstante, con sus ataques al PP por retrasar la presentación de los presupuestos del 2012, han conseguido hacer pensar a los andaluces y asturianos, que los recortes que se escondían tras estos ignotos presupuestos, contenían una virulencia tal que causarían la miseria de todos los españoles. Gente sencilla, impresionable, recelosa de la derecha y bien movidos por los agitadores de turno, dan fe del error del PP al utilizar un truco tan fácil de denunciar.
Siempre, la derecha, tropieza con el mismo obstáculo que no procede, precisamente, de la oposición y que ya les ha reportado grandes fracasos en Catalunya, el País Vasco y, ahora, en la propia Andalucía. Este miedo endémico a presentar un programas de derechas, este empeño en querer conseguir convencer a quienes no quieren que se les convenza y esta patética inocencia con la que afrontan sus victorias más sonadas, que les inducen a mostrarse excesivamente dialogantes; buscar acuerdos con todas las formaciones como muestra de su democracia; como si se avergonzases de que el pueblo les haya dado el poder suficiente para tirar por la calle de en medio, aplicando a rajatabla su programa y no arrugándose ante amenazas de minorías que saben positivamente que no están en posición de llevar a cabo. Se equivocaron una vez, cuando hablaron de traspaso de poder “modélico”, se han equivocado de nuevo buscando el apoyo de CIU, sin poner remedio al contencioso lingüístico y separatista.
En Asturias, conspiraron contra Cascos, en lugar de haberlo elegido candidato; cuando sabían que hubieran conseguido la mayoría absoluta, Han conspirado contra él hasta que lanzó el órdago de las nuevas elecciones y, en lugar de enmendar su error, han persistido en ir en contra de él, en lugar de disparar sus baterías contra el PSOE que es, en definitiva, su adversario natural. Y en el País Vasco siguen mareando la perdiz. El señor Basagoiti, nolens volens, al servicio de Patxi López. O así, señores, lo veo yo.
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