La realidad económica en nuestro país es
francamente desoladora. Las arcas públicas recrean un panorama preocupante. Las
administraciones públicas apenas ostentan margen de maniobra a la hora de
actuar en sus respectivas políticas. Los dirigentes públicos deben acudir a los
mercados de deuda para adquirir liquidez que les permita cumplir con sus
obligaciones. Los ingresos que percibe el Estado a partir de los tributos
languidecen.
La Unión Europea está intranquila ante las
cuentas públicas españolas y no encuentra la formula exacta para finiquitar de
una vez por todas el problema de deuda que padece nuestro entorno. La veda
sobre una posible e inminente intervención en nuestro país la abrió hace varios
días el primer ministro italiano, Mario Monti al exponer que “España está dando motivos de gran
preocupación a Europa”.
La grave situación financiera española se refleja a través del
vertiginoso ascenso acaecido durante los últimos días de la prima de riesgo, es
decir, la medida aleatoria del diferencial del coste de
financiación del Estado respecto Alemania. La subasta del Tesoro Público
ha colocado menos deuda de la esperada y a tipos más altos. Mientras, la prima
de riesgo española escala a los 392 puntos básicos.
España genera miedo y aversión
entre los inversores pese a las medidas drásticas que está ejecutando el Gobierno
en materia de reducción del déficit. Las austeras órdenes procedentes de
Bruselas, destinadas a sanear las cuentas públicas, no están surgiendo el
efecto esperado. Pese a la envergadura de las medidas tomadas, que sepultan las
políticas sociales y las reducen hasta hacerlas desaparecer, como en el caso de
la inversión en cultura, los inversores muestran cierto recelo a confiar en las
obligaciones españolas.
Lo demuestra el rendimiento de los bonos a 10 años no ha
dejado de subir desde primera hora y la subasta del Tesoro no ha
hecho sino añadir motivos para la escalada de los intereses exigidos a España.
Los títulos de referencia tienen
un interés en los mercados secundarios del 5,63%, 23 puntos más que en
la apertura de los mercados. Pero más llamativa es la subida de la rentabilidad
de los bonos a dos años, que se ha incrementado en 26 puntos básicos hasta el
2,68%. En el caso del papel a cinco años el rendimiento es del 4,45%.
Los presupuestos presentados ayer
por el Gobierno son austeros, pero el mercado quiere más, quiere ver cómo se
ejecutan y si tienen un efecto positivo. Mientras, las dudas siguen castigando
los activos de nuestro país y los bonos se están hundiendo: la prima de riesgo ha subido esta mañana con
fuerza y ha pasado de los 363 puntos básicos hasta los 390 puntos básicos, su nivel más alto desde el
pasado 30 de noviembre, publicaba un diario digital especializado en finanzas.
El Ibex 35 mantenía los 7.800 puntos a media sesión y caía un 0,22%,
después de haber ampliado las pérdidas cerca del 1% tras la subasta del Tesoro
Público, que colocó menos deuda de la esperada y a tipos más altos. Mientras,
la prima de riesgo española escalaba a los 392 puntos básicos.
Los 'pesos pesados' del selectivo intentaban impulsar al Ibex para volver
a buscar la cota psicológica de los 8.000 enteros. Telefónica y BBVA subían un
0,33, y Repsol YPF permanecía plano. Pero Santander cedía un 0,16%.
Bankia, que empezaba a cotizar los nuevos títulos de la ampliación de
capital para atender la oferta de recompra de determinadas emisiones de
participaciones preferentes y deuda subordinada de Banco Financiero y de
Ahorros (BFA), lideraba los recortes, al caer un 4,07%. Arcelormittal perdía un
2,47% y DIA, un 2,43%.
En el lado de las ganancias, Ferrovial, que repuntaba un 3,33%, BME
(+0,85%) y BBVA se erigían como los tres valores al frente de las subidas.
Pese a que el Ibex se mantenía en zona de mínimos, lograba escapar de los
recortes superiores al 1% en las principales plazas de Europa. Londres y París
se dejaban un 1,15%, mientras que Francfort ampliaba pérdidas hasta el 1,67%.
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