Los hombres también se casan y para llegar a dar el sí también les gusta vestir de forma adecuada. Es por eso que en la pasarela de la Barcelona Bridal Week también hemos visto propuestas masculinas para el llamado día más hermoso del amor de una pareja.
La familia Vargas, ya en su tercera generación, sigue en la brecha de dar ideas precisas y minuciosas para el hombre que decide pasar por el altar o el juzgado. En la pasarela vimos hombres muy elegantes, vestidos con trajes de corte perfecto y realizados con tejidos exquisitos, parece que la exquisitez sólo es para los vestidos blancos de la novia pero no es así, la firma Fuentecapala desde el año 1995 crea modelos perfectos para el hombre más exigente.
La primera salida fue impactante, la modelo Davinia Pelegrí lucía traje de montar, con falda y ceñida chaqueta, en tonos oscuros en lana de seda, a su lado un modelo masculino iba a juego con la dama, traje gris oscuro con chaleco gris claro, corbata a tono. Impecable, pantalones pitillo en toda la colección y un arco iris de propuestas que van desde el más puro clasicismo a la vanguardia más depurada.
Juegan, en esta colección a la que llaman Equus, con el mundo ecuestre de la Inglaterra de comienzos del siglo XX. Es por eso que vimos muchos modelos de chaqué, un clásico hoy, en el prêt à porter femenino la chaqueta en forma de chaqué se combina con tejanos, para la vida cotidiana, es lo más. En los trajes de ceremonia el chaqué forma parte de su ADN, un hombre se casa vestido de traje, es cierto, es lo habitual, pero cuando usa chaqué es la esencia de lo más elegante.
Los Vargas viven en este mundo y no en el siglo en el que se inspiraron para hacer su desfile, pero han sabido interpretarlo a la perfección. Jugaron con las rayas casi imperceptibles y con las evidentes, pantalón a rayas, chaqueta gris claro, gris oscuro o al revés, toda la gama de los grises, de los azules noche, de los marrones y de los berenjena, tampoco olvidaron los blancos, impactó en la pasarela Equus, muy especialmente, el modelo de canas en el pelo, de sonrisa amplía en su salida con la pajarita a medio abrochar, reluciente camisa blanca, chaqueta negra y pantalón blanco con zapato negro y polainas a juego, aquí el público aplaudió. El trabajo bien hecho lo merece.
Sorprendentes los tejidos tornasolados en color borgoña, espectaculares, los mismos realizados en lana llamada “chinzatto”, otros, recordando al color berenjena mezclada con grises y otros modelos en negro y en azul oscuro.
El colorido impactante y el tratamiento de algunos tejidos inigualables y muy especiales, nada cantones, todos dentro de la gama de la elegancia más pura.
El fin de fiesta lo puso otra vez Davinia Pelegrí que lució una chaqueta que parecía de piel pero era de seda tratada como un brocado, color negro, llevaba leggins y un cinturón de montar. Davinia, una de las mejores modelos que hay en este país, paseó en este final apoteósico su espléndida y bien cuidada figura al lado de un modelo cuyo pantalón hacia juego con la chaqueta de la modelo. Como una pareja bien avenida se intercambiaron dos piezas, ella se puso la chaqueta y él el pantalón. En la vida cotidiana bien podría haber sido al revés, también para los Vargas que en otras ediciones de la Bridal vistieron a otras famosas modelos y no modelos totalmente con diseños masculinos. Siempre un acierto.
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