Madrid acaba de pasar otra vez la selección parcial para organizar las olimpiadas, nuevamente está entre las ciudades favoritas para organizar uno de los mayores acontecimientos deportivos del mundo. Si la suerte ¿nos acompaña? todo el mundo hablará de Madrid. La capital de España lleva años preparándose, con inversiones multimillonarias, para tan grande acontecimiento, el gasto ha sido enorme y la deuda también.
Esta última semana se ha hablado de los gastos que acarrearía para RTVE organizar el próximo festival de Eurovisión si, menos mal que Dios no lo ha querido, hubiéramos ganado el festival de anoche. ¿Está Madrid preparada para organizar unos juegos olímpicos, tenemos perras para ello o volverá el príncipe monegasco a preguntar inoportunamente por ETA?
No creo, y sé que soy un bicho raro en esta apreciación, que España deba enfrascarse en tan costosa aventura, porque al final es España y no una ciudad, véase lo de Barcelona, la que ha de encarar la empresa. Madrid está ya suficientemente endeudada como para meterse en mayores fregaos. Salir en todas las fotos y todas las columnas periodísticas durante un mes no justifica una aventura económica que con demasiada frecuencia termina en la ruina, compruébese la historia.
Cuando miles de millones del erario público se teledirigen torticeramente hacia Bankia, “Bankia somos todos” parecen empeñados en vendernos aunque suena a timo, cuando la sangría a la que nos han sometido nuestros políticos y banqueros es del tamaño que es, no están para que confiemos en ellos y su habitualmente pésima gestión. Por cierto, ¿dónde están las responsabilidades, dónde los responsables, cuándo es el juicio, quién es el juez? ¿Por qué se socializan las pérdidas siempre?
Someter otra vez las arcas del pueblo al saqueo habitual, ponerlas otra vez sobre el desagüe por el que se han despilfarrado miles de millones, no puede ser la solución, hay que dar a nuestros bolsillos tiempo para respirar y recuperarse, ya podrán nuestros prohombres volver al latrocinio después.
Importa la eficacia, importa el ahorro, importa las inversiones con cabeza y con alma. No todo vale, hay que salir de la crisis, salir pronto, salir inteligentemente, salir, salir, salir, pero no a cualquier precio, no al precio de la indignidad. Eurolasvegas (¿cómo debo escribir este nuevo palabro actual?) no deja de ser un puticlub de carretera King size, el peor american way of life, no el sistema americano que ha hecho de ese país un lugar de promisión para generaciones de emigrantes, sino el que ha hecho famoso por su decadencia. Hay que salir de la crisis pero no a cualquier precio, la dignidad y la honradez por encima. No me vale eso de “pobres pero honrados”: se puede ser paupérrimo y desalmado y también honesto y suficientemente adinerado para llevar una existencia convencional.
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