Me atrevo, con el debido respeto, a dirigirle estas líneas, debido a la gravedad de la materia que se trata. Monseñor nació en el año 1965. En esas fechas, yo ya era miembro de la Adoración Nocturna. Cuando el sacerdote no podía asistir al final de la vigilia, dejaba abierta la puerta del sagrario para que la cerrase el presidente del turno. Era un sacrilegio que un fiel tocase algo sagrado.
Se formó una nueva Iglesia y supongo que monseñor fue preparado de acuerdo con esta nueva norma. Pero antes, la comunión de los fieles era de rodillas y en la boca; todas las iglesias tenían comulgatorio. Desde que se estableció la comunión en la mano, desobedeciendo al Magisterio (San Pablo VI, Memoriali Domini), todo ha ido empeorando, y no se ve ningún signo de que esto vaya a mejorar.
Y ahora, sin ánimo de crítica: seguí por televisión la toma de posesión del nuevo obispo de Alcalá de Henares. De rodillas, en un reclinatorio y en la boca dio la comunión a los fieles. Sin embargo, cuando monseñor tomó posesión como Obispo de Madrid, la comunión se dio de pie y en la mano. Los ancianos (89 años) sufrimos al ver cómo es tratada la Divina Eucaristía, que es la VIDA de la Iglesia, en muchos lugares. ¿Qué debo hacer: sufrir y callar, o denunciar la gravísima desacralización de la Divina Eucaristía?
Solicitando su bendición, le beso la mano.
P.D.: ES MÁS FÁCIL SER ESCLAVO QUE SEÑOR, SOLO TIENE QUE OBEDECER.
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