Pese a que éstas fueron las primeras elecciones multipartidarias de la historia egipcia en éstas solo sufragaron el 46.42% de los inscritos, en tanto que ningún candidato llegó al cuarto de los votos.
Los resultados fueron 24.78% para Mohammed Morsy (candidato de la Hermandad Musulmana), 23.66% para Ahmed Shafik (mariscal aéreo y último primer ministro del derrocado dictador Hosni Mubarak), 20.72% para Hamden Sabahi (nasserista y socialista panárabe), 17.47% para Abdel Fotouh (ex líder de la Hermandad Musulmana) y 11.13% para Amr Moussa (ex secretario general de la Liga Árabe).
La ronda final va a ser el 16-17 de junio entre los dos primeros, lo que hace que estos comicios se definan entre quienes generen menos anticuerpos. Morsy buscará capitalizar a todos aquellos que consideran que no se debe permitir que vuelva el ex jefe del gabinete del depuesto autócrata Mubarak quien gobernó con mano dura al país durante 30 años hasta que fue depuesto por un levantamiento popular el 11 de febrero del 2011. Shafik, en cambio, azuzará el temor que hay en muchos seculares y pro-occidentales y en la minoría cristiana (los coptos: un 10% de la población) acerca del peligro de que Egipto sea capturado por el partido madre del Hamas palestino.
Al momento no es posible discernir quién ha de ser el ganador, en tanto que hay denuncias de fraude y el sistema político es corrupto. Las dos opciones representan un giro en la revolución egipcia.
Para quienes quieren que Egipto mantenga su actual política económica y diplomacia y sus buenas relaciones con EEUU e Israel la mejor opción es Shafik, en tanto que quienes buscan un distanciamiento ante Washington son más proclives a Morsy.
No obstante ambos candidatos no convencen ni a los socialistas ni a los liberales. Shafik, si bien es el más pro-occidental, quiere mantener el poder del todopoderoso ejército egipcio, el cual ha sido el partido dominante del país desde hace más de medio siglo. El mariscal Shafik combatió en 3 guerras contra Israel y en la interna que desgarró al Yemen.
Morsy, a pesar de su retórica ‘anti-imperialista’, representa una nueva forma de autoritarismo y de conservadurismo social, el cual puede aminorar los derechos obtenidos por las mujeres y los cristianos. Si Shafik vuelve al poder la política externa no va a experimentar mayores cambios, aunque la de Morsy podría desequilibrar la diplomacia de EEUU e Israel para con esa región, pues la Hermandad Musulmana va a cobijar al Hamas palestino y a otros movimientos islámicos sunitas.
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