En el último mundial, la selección alemana fue el conjunto que desempeñó el juego más espectacular, vistoso y veloz de todo el campeonato. Los Mesut Özil, Thomas Müller –Bota de Oro-, Manuel Neuer o Sami Khedira se dieron a conocer en el fútbol de élite durante la cita sudafricana; y apoyados tanto por los consolidados Bastian Schweinsteiger, Lukas Podolski y Phillip Lahm como por los goles del veterano Miroslav Klose los de Joachim Löw se presentaron en las semifinales como grandes favoritos, después de una goleada tras otra.
Pero entonces, como también había ocurrido en la final de la Eurocopa 2008, se encontraron con la que está siendo su "bestia negra" de los últimos años: España. Lo que para muchos iba a ser el cuarto título para el fútbol germano acabó merced al poderío y a la aplastante superioridad de La Roja, más allá del raquítico 1-0 final. Es lógico pensar que Alemania, comenzando por su técnico, tenga unas ganas enormes de desquitarse de estas últimas derrotas, que le colocan en una posición nada ventajosa en lo psicológico con respecto a la selección española.
Dos años más tarde el bloque que maravilló en Sudáfrica no sólo se ha mantenido sino que, con los años, ha ganado en experiencia. Özil y Khedira son, en sus respectivos puestos, jugadores ya plenamente consolidados en el Real Madrid; mientras que Neuer, Müller –ausente por sanción en el histórico partido de Durban-, Schweinsteiger o Toni Kroos han completado una excelente temporada en el Bayern.
A ellos se les han unido el prometedor Mario Götze, el también joven André Schürrle y Mario Gómez, que ya estuvo –sin destacar en absoluto- tanto en Austria y Suiza como en Sudáfrica, pero que en la presente campaña se ha destapado en la Champions, acabando con la astronómica cifra de 13 goles, siendo superado sólo por los siderales 14 tantos de Leo Messi.
La inmaculada trayectoria en la fase de clasificación -10 victorias en otros tantos partidos- no hace sino confirmar las opciones de un sensacional combinado al que, además de España, sólo puede separarle del título la tendencia de muchos de sus jugadores de perder finales –que se lo digan también al Bayern en la Champions- y partidos decisivos… y también el grupo en el que le ha tocado jugar la primera fase.
Un grupo, el B, considerado con toda la razón como el “de la muerte”, con tres campeonas de Europa –Holanda, Dinamarca y ellos mismos- y la Portugal de Cristiano Ronaldo, capaz de darle un susto a cualquiera. Será un duro reto para ellos, mas la recompensa si pasan sería un cruce de cuartos teóricamente asequible… que podría desembocar en una hipotética semifinal con España. Ahí sería, si finalmente se confirmara el emparejamiento, donde se pondría a prueba la madurez de este bloque, que se ha ganado a pulso –con el permiso de Holanda- la denominación de gran alternativa a la campeona de Europa y del mundo.
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