| FICHA TÉCNICA | 75 - Real Madrid: Llull (12), Suárez (0), Singler (11), Velickovic (7) y Tomic (12) -quinteto titular- Reyes (6), Pocius (0), Carroll (4), Mirotic (14), Begic (0), Jorge Sanz (-) y Sergio Rodríguez (9).
81 - Barcelona: Huertas (15), Navarro (12), Mickeal (13), Lorbek (24) y Fran Vázquez (0)-quinteto inicial- Sada (0), Wallace (16), Ingles (1), Rabaseda (0), y Eidson (0).
Parciales: 15-17, 19-22, 21-23, 20-19.
Árbitros: Hierrezuelo, Conde y Jiménez.
Incidencias: Cuarto encuentro correspondiente a la serie final de los ‘play-off’ de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 13.248 espectadores. |
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No hubo fiesta en Madrid. Ésta tendrá que esperar unos
días. El Barcelona aguó todo evento festivo al Real Madrid. Los azulgranas
renacieron de sus cenizas mostrando una notable defensa y una evolución
constante en ataque. No tuvieron miedo a caer. Enfrente, el Real Madrid sí
evidenció esa falta de frescura de verse a las puertas de un campeonato. Sufrió
ese problema de tener que cerrar el trabajo y ser víctima de algún que otro
error de los colegiados. Todo queda pendiente para un quinto encuentro, a
desarrollarse en Barcelona. El ambiente cambia de colores. ¿Quién tendrá
fiesta?
Cinco hombres anotando, una defensa 2-3, un baloncesto
control durante el último cuarto (con ventajas sobre 10 puntos) y una mayor
intensidad en todas las facetas del juego -especialmente rebote y control de las contras blancas- fueron determinantes en el triunfo
del Barcelona en Madrid. El Real Madrid, por el contrario, nunca se encontró
suelto en escena -aparte del nivel del arbitraje-, acusando esa falta de chispa
necesaria cuando están en juego campeonatos. Echó en falta a Carroll, con sólo
4 puntos en su casillero. Enfrente, el Barcelona sí tenía calibrada su
escopeta. Ninguno de sus hombres franquicia faltó a la cita, con Navarro, como
de costumbre, al frente de las operaciones. El escolta acabó con 12 puntos
después de tirar del carro y compenetrarse con Huertas (15 puntos), superior en
la dirección; Wallace (16 puntos); Lorbek (22 puntos) y un más centrado Mickeal
(13 puntos). El Barcelona sí funcionó.
El Barcelona fue cocinando a fuego lento al Real Madrid. Funcionó
de menos a más, como requiere cualquier encuentro de baloncesto. Marcando todos
los tiempos hasta verse con una primera renta de unos 7 puntos durante el
tercer cuarto y alcanzar esos 10 puntos psicológicos durante el acto de
desenlace. El Real Madrid no era el Real Madrid de otros encuentros. No
defendieron como es marca de la casa y acusaron una falta de precisión en el
tiro, especialmente el exterior. Tampoco hubo temple de nervios en los momentos
importantes. Hubo más de una acción fuera de ese movimiento coral que distingue
a este grupo. Ni ese orgullo tan característico ejerció de salvador. Ni esos
triples de Mirotic en el epílogo. El Real Madrid se jugará su doblete en
Barcelona.
A fuego lento Nada de todo esto se apreció al comienzo. Nadie deseaba errar de
inicio. Ni el Real Madrid saltó a jugar con ansiedad ni el Barcelona con miedo
a cerrar una temporada en seco. Se movieron tranquilos sobre el parqué. Con la
tensión justa. Lo único donde se notó que había demasiado en juego era en los
porcentajes de acierto. Fueron bajos en comparación al comienzo del tercer
encuentro. El Real Madrid con un 44 por ciento (en triples 2 de 7) y el
Barcelona con un 33 por ciento. Había equilibrio. Después de 5 minutos, un
errático 8-8. Se cerró con un ajustado 15-17. La razón estaba además en las
defensas, el Real Madrid con una elevada intensidad y el Barcelona con una
defensa 2-3, sistema que se atragantó en más de una ocasión a los
francotiradores blancos, especialmente a Carroll. La única vía de agua estaba
en las dos faltas de Fran Vázquez, clave al no estar operativo Ndong.
El segundo acto supuso un intercambio de fuerzas, de desafiarse,
de hacerse notar, de tratar de golpearse en canastas y en ámbitos mentales. Así
como de subsistir a los árbitros, que reclamaron su cuota de protagonismo. El
primero en apretar el acelerador en el marcador fue el Real Madrid. Endosó un
parcial de 10-3 para situarse con sus primeras ventajas (sólo 3 puntos, 25-22).
El Barcelona, al contrario que el otro encuentro, no fue presa de sus nervios.
Siguieron en zona y buscando canastas sencillas al tiempo que se esforzaban en
el rebote (20 a 14 al descanso). Su respuesta estuvo en un parcial de 0-10 con
Wallace como actor destacado con 14 puntos en este acto. Estaba enchufado. El
Barcelona gozó de una sólida ventaja: 25-32. Visto y no visto, el Real Madrid
recuperó el terreno perdido para irse al descanso con un apretado 34-39. Nada
resuelto.
El tiempo de reflexión conllevó más serenidad en el Barcelona que
en el Real Madrid. Los azulgranas sumaban puntos con asiduidad y se mantenían
fieles en defensa. No perdían viajes a la canasta contraria, basándose en
Navarro, Lorbek y Mickeal, cuyo triple situó al Barcelona con su mayor ventaja
a favor: 9 puntos (44-53). El Real Madrid estaba atenazado. Y encima Carroll
estaba desconectado. Tomic era el único que daba réplica al acierto de Lorbek y
Huertas. Ni el Real Madrid era el Real Madrid del otro día ni el Barcelona
estaba tan desastroso. La presión estaba jugando su encuentro. Y los árbitros,
también. Encrespando a unos y otros, más al Real Madrid. Acciones que
despertaban al público, que ya no tenía tan claro eso de vivir una fiesta. Porque
el Barcelona cerró este tercer cuarto con 7 puntos en su bolsillo (55-62). La
mecha estaba encendida para consolidarse en el cuarto final, donde todas sus
estrellas estuvieron conectadas para devolver esta final a Barcelona.
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