Este viernes fue “negro” para la economía y la sociedad española, pues el máximo histórico del diferencial de prima de riesgo español marcó los 610 puntos –según los técnicos, en clara franja de intervención del país-, en tanto la bolsa caía casi 6 puntos en su índice general, ante la impotencia de un gobierno que veía la actitud impasible de la UE, y un BCE irresponsable e insolidariamente ausente, mientras los mercados diezmaban –una vez más- la economía española como auténticos rapaces.
Las razones técnicas son palpables, ante una situación recesiva de la economía española, fruto del acoso permanente de los mercados financieros a nuestra débil economía; aunque choca con la idea de que ya se han tomado drásticas medidas de ajuste en España, apoyadas por la UE, y precisamente en el mismo día de este negro episodio, tanto el Congreso español aprobaba las medidas de ajuste, como el Bundestag alemán daba su apoyo al crédito de rescate de la banca española, todo lo cual debería de haber sido suficiente como para haber alejado la presión de los mercados sobre la economía española, sobre la que han marcado su objetivo agudizando la crisis y debilitando la economía nacional al imponer unos intereses de deuda poco sostenible.
Ello no obstante, se han vivido en España días de tensión política entre un Gobierno que se ve abocado a la toma de medidas de recorte, y optando por recortes sociales junto con medidas de gravamen fiscal del consumo, la ciudadanía ha entendido que este Gobierno no repartía la crisis de forma equitativa, sino que se centraba en las clases trabajadoras, por lo que se ha visto en solitario –con su mayoría absoluta defendiendo estas duras medidas, contra todo el arco político, y una gran contestación en la calle.
Al propio tiempo la imprudente locuacidad del Ministro Montoro afirmando no tener dinero para pagar el sueldo de los funcionarios, ha hecho el resto. No siendo ajena la peculiar estructura política española de las autonomías, en que han aparecido algunas de ellas oponiéndose a las medidas del Gobierno central de España. Todo lo cual ha traído el lógico malestar y confusión interna y externa, de situación poco menos que caótica, poco organizada, que no se ponen de acuerdo ni siquiera para salir de una situación de emergencia nacional.
Por consiguiente, las causas de este “viernes negro” están tanto en el desconcierto patrio como en el insolidario ensimismamiento europeo, que pone de relieve la necesidad de ajustes estructurales e institucionales en España, como en la UE que sigue adoleciendo de una clara estructura federal, de una reserva federal que regule las finanzas de la Unión, y una armonización fiscal europea que estructure una adecuada respuesta a este tipo de problemas financieros en el área del euro, especialmente en países con dificultades económicas como España, Italia, Grecia, Portugal e Irlanda.
Sin embargo, si el análisis de la cuestión resulta claro, ¿qué impide que el Gobierno español ponga en marcha una decidida reforma constitucional que modifique el Estado Autonómico y reajuste las instituciones político-administrativas españolas a su realidad actual?; y ¿cuánto tardará la UE en constituirse como una auténtica Confederación de Estados, y a la moneda única añadir mecanismos fiscales y reguladores eficaces?.
Realmente nos estamos jugando el euro, el futuro de la UE, y sobre todo el bienestar y la estabilidad socio-económica lograda con el esfuerzo de muchos años en países como España, ante la lentitud en la adopción de las reformas de fondo que hubieran dado una respuesta adecuada a una crisis económica internacional, que se vive de forma distinta en los distintos países de la UE, pero no por ello deja de ser un problema de la UE y naturalmente de sus Estados miembros.
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