Mamandurria: Sueldo que se percibe sin merecerlo, sinecura, ganga permanente… Esperanza, ¿tú sabes lo que has dicho?...Eso de que hay que terminar con los subsidios, subvenciones y las mamandurrias te puede costar un disgusto, mujer. Que la aplicación de tu doctrina se traduce en cepillarse a más del 90 % de los de tu partido, del de enfrente y del de más allá, a todos los colegas y familiares cercanos y lejanos, y a todos los amigos de este régimen mariano, del anterior zapaterista, de remotos experimentos gubernamentales, del autonómico de turno, de la Diputación pertinente y del Ayuntamiento de Villacoloco a Los Míos. Que te van a crujir en el próximo congreso del partido, si es que lo hay…
Mira que te lo dicen tus asesores, entre mamandurria y mamandurria.” Piensa, Esperanza, piensa. Es recomendable hacerlo antes de hablar. Cuenta hasta diez, o mejor hasta cien, que nos dé tiempo a disfrutar de nuestra mamandurria mensual, no nos subleves a la plebe. Porque, fíjate tú, intentando atacar a los que legítimamente se oponen a la sangría, te has tirado un bloque de mármol contra los dientes.”
No tengo ganas de perder energías en chorradas. Todos sabemos que los doctorados en mamandurrias son los integrantes de la casta política, esa ralea de parásitos cancerígenos que han profesionalizado el ejercicio del poder hasta transformarlo en una mafia institucional de imposible acceso. Todos sabemos que los catedráticos de las mamandurrias son la inmensa mayoría, por no generalizar, de los senadores y los miembros del Congreso, de los diputados autonómicos, de los provinciales, de los alcaldes y de los concejales. Todos sabemos que los expertos mundiales en el uso y disfrute de las mamandurrias son los 450.000 personajes que en este país viven de la política con cargo a nuestro bolsillo. Así que, ni tocar mamado una bandurria (eso, los de la tuna), ni tener una mamá bandarra, ni nada de lo que pueda hacer una rubia. Mamandurrias es lo que, para mal nacional, todos los meses cobráis los que he citado con anterioridad y alguno más que se me ha quedado por el camino. Y entre ellos, y según opiniones, igual estás tú, Esperanza…
Ahora, una vez terminada la escritura, me voy a dar un paseo por no quedarme en casa esperando a que a algún mamandurriano se le ocurra mandarme su Guardia Pretoriana, la Stasi, el KGB o como se quiera llamar la Dirección General para la Seguridad Nacional, que nunca se sabe, que en descuidarte hasta saben leer.
Por si acaso, comeré fuerte y me iré poniendo ya el Trombocid de modo preventivo. Los hematomas, más que nada…
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