Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Demagooglerías

El lugar donde suelen enviar últimamente a todo aquel al que se le ocurre cuestionar un dogma

Para entrar en Fascistán no era necesario pasaporte. Tan solo bastaba con ser etiquetado como habitante
Ángel Pontones Moreno
jueves, 26 de octubre de 2017, 00:11 h (CET)
Llegué con la noche cerrada al diminuto aeropuerto de Fascistán. La pequeña república monárquica había multiplicado su población en los últimos meses, y el gremio hotelero no daba abasto para cumplir con las exigencias del momento. Mientras buscaba un cepillo de dientes eléctrico en el neceser escondido entre las pocas cosas que me había dado tiempo a empacar, observaba a través de la ventana de mi pensioncita situada en tierra de nadie, el fogonazo de luz que desprendían las bombillas de bajo consumo de la capital. Fascistán era una controversia constante a la que le había llegado el punto de cocción. La llegada masiva de inmigrantes a una República que en realidad eran dos (Fascistán occidental y oriental) no se debía como habría sucedido en cualquier otro caso a expectativas de desarrollo o fórmulas de negocio. Para entrar en Fascistán no era necesario pasaporte. Tan solo bastaba con ser etiquetado como habitante, y dejar que el funcionario de aduanas se encogiera de hombros para saludarte. Salir en cambio era mucho más complejo, e implicaba un reconocimiento del error cometido y un propósito de retractación que no se quedara en palabras. Y aún así implicaba un mundo de papeles.

Fascistán oriental era mucho más grande que su hermana, pero la población de ésta se incrementaba más rápidamente que la de aquella. Muchos recién llegados a esta parte occidental no terminábamos de explicarnos que hacíamos realmente allí, y ello vestía toda la situación de una pátina surreal. Fascistan venia a ser el ultimo lugar donde pensaba encontrarme a mucha de la gente con la que había cruzado miradas desde la cinta de equipajes. Si algo compartíamos con los oriundos del país eran las pocas ganas de estar allí, como si la propia estancia nos manchara de algo impuro, como si todo aquello que nos pasaba por delante, fuera la consecuencia de una condena dictada por dioses intransigentes. Era fácil distinguir a los pocos que no cuestionaban su suerte, y que se manejaban por la misma como pez en el agua, pues eran los únicos que podían permitirse perder su tiempo insultándonos.

El cielo nocturno de la República monárquica era como una lluvia de Perseidas compuesta por aviones de bajo coste. Llegaban desde todos los puntos cardinales. Descubrí a mi pesar que el cepillo eléctrico estaría zumbando una bella melodía a miles de km de distancia, en una habitación bañada por la tenue luz de la democracia.

Noticias relacionadas

En esta España insólita en la que vivimos, y donde cualquier anomalía tiene su asiento, siempre que vaya descaradamente a favor de la izquierda revolucionaria, vamos a soportar una manifestación sindical en la que los sindicatos, no van contra el gobierno sino contra la oposición.

Personas y grupos externos a la educación de nuestro país profundizan últimamente en los ataques a la libertad educativa, y esto lo están sufriendo las familias españolas. Además, en el Estado español conviven diferentes modelos educativos, y eso implica que no se tengan las mismas oportunidades. Pienso que la educación es pilar básico, ya que es donde se desarrolla el futuro y la prosperidad de nuestra nación.

El raciovitalismo de Ortega y Gasset marca un hito en la Historia de la Filosofía. Es un filósofo que no consideraba a la conciencia como una realidad primaria, ya que pensaba que solo es una hipótesis. Es un planteamiento, que contradice las tesis y los fundamentos de la fenomenología de Husserl, pero que no es convincente.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto