Vinos sin crianza en barrica, y dirigidos a un público que busca disfrutar de una copa más allá de las complejidades con una imagen un tanto transgresora y precios competitivos con sus ya célebres: Crash Red, Crash White y Crash Pink
Los tres vinos -tinto, blanco y rosado- recogen la línea estética con la que nos sorprendió hace un año Crash: ilustraciones únicas, diseñadas por la agencia NoLine y el ilustrador Alvaro Ortega, basadas en la corriente artística Pop-Art. Etiquetas diferentes que varían de color en función del tipo de vino: morado para Crash Red, blanco y negro para Crash White y rosa para Crash Pink.
El enólogo Fernando Toribio afirma: “Se vendimia a mano y se transportan las uvas a la bodega en cajas de 12 kilos y allí se realiza una cuidada selección de racimos. La fermentación se produce en depósitos de cemento, donde transcurre su crianza de seis meses antes de ser embotellado”.
Cata de Crash Red
Color cereza brillante. Aromas florales y frutuosos. Sabroso, agradable con recuerdos de frutos rojos. Ideal para acompañar pinchos, raciones desenfadadas y barbacoas entrañables. No se olviden de unas tapas con queso del Casar.
Color amarillo brillante. Este blanco atrapa con su frescura y frutosidad. Con aromas a hierba fresca recién cortada, en boca es goloso y amplio. Un éxito para acompañar pescados al horno y mariscos cocidos o a la plancha.
Ficha técnica: Variedades: verdejo, eva beba y macabeo. Producción: 4.500 botellas. PVP: 4,9 €. Calificación: 92 Cata de Crash Pink.
Luminoso color rosado. Aromas de grosella y fresa. En boca se manifiesta fructuoso, sabroso y alegre. Un buen compañero de pastas y arroces tratados con cariño y degustado en ambientes desenfadados y amigables.