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Suicidio “en Libertad”

Alex Vidal
miércoles, 19 de septiembre de 2012, 08:26 h (CET)
El rescate significa entregar la decisión de más recortes a los hombres de negro de turno, es decir: "que sigan pagando con lo último que tengan": “Seguridad Social” de pago, fin de la Educación pública, o comenzar a meter mano en los derechos adquiridos más innegociables, incluido el de los pensionistas.

"La desigualdad se construye día a día"

                                                                                                               Joseph Stiglitz

Los créditos que vampirizaron a Argentina se denominaron "stand by". Su característica no era otra que utilizar el dinero recibido para pagar, ante todo y en primer lugar, la cuota de los intereses a cubrir. Eran préstamos sin dinero alguno que entregar. Como siempre, todo acabó en una extracción de sangre sin fin; un crédito tras otro para liquidar intereses y aumentar la deuda hasta reventar. Grecia lleva años aplicando las mismas recetas de austeridad que le fueron impuestas a Argentina y eso mismo es lo que se está haciendo con España. El rescate significa entregar la decisión de más recortes a los hombres de negro de turno, es decir: "que sigan pagando con lo último que tengan": “Seguridad Social” de pago, fin de la Educación pública, o comenzar a meter mano en los derechos adquiridos más innegociables, incluido el de los pensionistas. Todo es empezar. ¿Por qué Grecia colapsa? La respuesta no puede ser más sencilla: de eso se trata; de optar por sacrificar al Capital o sacrificar a la sociedad. Sin compasión, la directora del FMI, Cristine Lagarde, acaso evocando la célebre fábula de la zorra y las gallinas, lanzó recientemente un amoroso ultimátum a los helenos: “Pagad vuestros impuestos y no esperéis simpatías”. No le falta razón a Lagarde. Se suicidan poco estos griegos.
    
"No existe país en el mundo que haya solventado la recesión con más austeridad; siempre ha derivado en depresión; tenganlo claro: la austeridad no va a funcionar" dice Joseph Stiglitz. El premio Nobel de economía viene de presentar su nuevo libro "El precio de la desigualdad" y no ha podido ser más explícito: "Pedir el rescate sería un suicidio para España". No se puede hablar más claro. Toda la política de recortes consumada hasta la fecha, sólo está sirviendo para pagar intereses estratosféricos (ni siquiera rebajar deuda, que crece día a día), aunque eso sí, a base de transformar el Estado Social, en un siniestro DragQuenn neoliberal. El FMI tiene una lista de más de 170 países en todo el mundo, donde han sido aplicadas sus políticas de austeridad. Todos y cada uno de ellos acabaron agonizando. Diríase que al igual que el doctor Menguele evaluaba la capacidad humana en cada sacrificio, la cruel diversión del Capital consiste en contemplar hasta cuándo resiste un país y en qué momento alcanza el Coma clínico.

Otro premio Nobel de economía, Paul Krugman recuerda el interés oculto que se oculta tras la Deuda, al afirmar que cuando una y otra vez demuestra el error de las políticas de austeridad, los apóstoles neoliberales siempre le responden lo mismo: "es que es esencial que reduzcamos el tamaño del Estado". Se puede decir más alto pero no más claro. No es que no adviertan el error. Saben perfectamente lo que hacen en cada país. La austeridad y la deuda deben continuar su hoja de ruta porque junto a la codicia de los mercados, subyace su razón de ser en el tiempo: hacerse privadamente con la gestión de todo el patrimonio público que comprende la herencia de los Estados del Bienestar; "Pigs" de primer plato. No hay prisa. Todo se reduce a un paulatino rascar en el tiempo; una gota malaya conjugada al son de la brillante coletilla "por ahora no está previsto". Órgano a órgano, el nuevo Frankestein-Estado del capitalismo se cocina ya en los quirófanos de nuestra Libertad. Los rojos como Stiglitz sólo consiguen hacer ruido. Ya no son un problema.

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