El Valencia CF logró un sufrido pase a semifinales de la Copa del Rey gracias a dos paradas de Jaume Domenech en la tanda de penaltis, evitando la épica de un Alavés que igualó (1-2) este jueves en Mendizorroza la eliminatoria que traía en desventaja desde la ida, pero no pudo mantener el sueño que ya vivió el año pasado alcanzando la final.
Durante más de una hora, el Alavés sometió al cuadro 'che' y se vio en 'semis' por momentos con un tanto de Munir, recién saltado al campo. Del mismo modo, la reacción del Valencia llevó la firma de un Santi Mina con escasos segundos sobre el césped, pero en el 86' Sobrino forzó la prórroga. Ahí pesaron las botas más en los locales, obligados a la remontada desde el inicio.
El Valencia vivió gracias al 2-1 de Mestalla aunque en la prórroga mandó ante un rival fundido. Al final, en los penaltis emergió Jaume Domenech, que detuvo los lanzamientos de Pedraza y Hernán Pérez. El fallo de Kondogbia aún mantuvo en pie la fe vitoriana, pero el balón a las nubes de Sobrino terminó de echar a un Alavés que tendrá que centrarse ya en salvar la categoría.
El 'Glorioso', finalista el año pasado ante el Barça, ofreció su versión copera, a pesar de que este curso la liga no da respiro. Como en la ida, el Valencia volvió a ser protagonista más en el luminoso que en el campo, superado por un rival dispuesto a olvidar su complicada situación liguera con intensidad, corazón y un estadio entregado al gen reinstaurado con Abelardo.
Al cuadro visitante le salvó la autoridad de Vezo en la zaga, mientras lamentaba la lesión a los 20 minutos de Gabriel Paulista. Sobrevivió el Valencia al desgaste rival, liderado por Pedraza, pero sin encontrar la referencia de Sobrino o Guidetti arriba. Tras el descanso, el Valencia siguió a merced del Alavés, que buscó sin tregua el 1-0 que valía avanzar al sorteo del viernes.
La lucha se dejó sentir en las interrupciones por faltas, un ritmo forzoso que siguió siendo para los locales. Los de Abelardo terminaron de volcarse, ganaron cada balón dividido y llegaron a ver puerta por medio de Guidetti, aunque anulado por falta del sueco. Una hora de partido tardó el Valencia en combinar sus primeras jugadas, en el centro del campo.
Guedes avisó desde lejos y en la siguiente jugada Kondogbia se encontró con el larguero. El despertar 'che' no evitó que el Alavés encontrara el premio del gol, con un remate de Munir. El ex del mismo Valencia abrió la lata en su primera acción, pero lo mismo hizo Mina en la portería contraria, en una contra letal. Con el pase en sus manos, el equipo de Marcelino no logró hacer suyos los últimos minutos y Sobrino desató la euforia de Mendizorroza.
El 'Glorioso' cumplía ya con creces ante un Valencia que veía tambalearse una opción de título que se resiste desde hace 10 años. Llegó la prórroga y el Alavés se quedó sin gasolina. El cuadro visitante las tuvo por medio de Guedes y, en especial, con un Rodrigo que topó con el larguero. Llegaron los penaltis y ahí Jaume se hizo grande ante un Alavés también grande pese a la eliminación.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.