MADRID, 2 (OTR/PRESS)Durante años, las encuestas se empeñaron en dar por hundido al PSOE en España, pero todas las elecciones mantuvieron al partido socialista como la segunda fuerza política. Las empresas de sondeos jamás reconocieron sus reiterados errores, entre ellos colocar al PSOE como el cuarto partido. Ahora las encuestas dan por hundido al PP, hasta el extremo de aparecer como la cuarta fuerza política. ¿Volverá a repetirse la historia del PSOE? España es sociológicamente de izquierdas pero eso no evita que a veces gane la derecha, incluso con mayoría absoluta, cuando sabe proyectarse desde el centro hasta la derecha. Si hubiera solo dos partidos, seguramente siempre ganaría el de izquierdas, pero como hay muchos, la asignación de escaños da lugar a todo tipo de situaciones. Entre otras cosas, porque en España no solo hay varios partidos a la izquierda y a la derecha, sino porque en varias comunidades autónomas hay partidos nacionalistas y regionalistas, que a su vez son de izquierdas y de derechas. El PP es una gran organización política, que al igual que le pasa al PSOE, está deteriorada, pero sigue teniendo una base social y unas estructuras locales, provinciales, autonómicas y de ámbito estatal de las que carecen partidos como Ciudadanos o Vox, cuyas marcas tienen mucho más peso que sus organizaciones. Las encuestas pueden marcar tendencias pero sus muestras no suelen ser suficientes para extraer conclusiones tan definitivas como a veces hacen algunos medios de comunicación. Pasó con el PSOE y ya veremos qué pasa con el Partido Popular. ¿Quiere eso decir que el PP puede estar tranquilo frente a Ciudadanos y Vox? Tampoco, pero de ahí a que se autodestruya como la UCD media un largo trecho. Del mismo modo que el PSOE sabe que --para ganar-- debe moverse entre el centro y la izquierda, al PP le pasa lo mismo con respecto al centro y la derecha. Basta ver cómo consigue Alberto Núñez Feijóo sus reiteradas mayorías absolutas en Galicia o cómo triunfó en su día José María Aznar, echando mano de políticos centristas, casi progresistas, como Josep Piqué. Tal vez al joven Pablo Casado le faltan tablas para saber leer la política española --España no es solo Madrid--, cosa que en el PP seguramente sabrán corregir a tiempo.
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