MADRID, 16 (OTR/PRESS) Las elecciones catalanas del 14-F están llenas de enseñanzas. La primera puede ser la derrota de la derecha con la excepción de Vox, que da un paso más en su aproximación a convertirse en la protagonista del sector conservador, o mejor dicho, ultraconservador. Es un golpe duro para el PP y para sus dirigentes, empezando por Pablo Casado, que se encuentran ante la alarma favorecida por la coincidencia de la fecha electoral con el tema protagónico de Luis Bárcenas. Demasiados golpes simultáneos contra la derecha, que no acierta a saber defenderse en esta difícil coyuntura y que ve alejarse cada vez más su oportunidad. El otro gran aspecto a destacar es el protagonismo adquirido por Salvador Illa, que lo hilvana con su reciente protagonismo como ministro de Sanidad que ahora adquiere con su "traslado" a Cataluña y donde le espera un período seguramente largo y fructífero. Estamos a comienzos de ese tiempo nuevo que llega repleto de posibilidades para el personaje y para su partido, en la versión catalana del mismo. pero extensivo a la totalidad del universo socialista español. Es el comienzo de un nuevo tiempo para el PSOE, un tiempo de creciente protagonismo, en una atmósfera que lleva al optimismo sin la menor duda. Y la cosa se hilvana con Pedro Sánchez, de manera que el líder socialista y presidente del Gobierno español da un paso de gran importancia en su protagonismo político, prácticamente en los comienzos todavía de su mandato de cuatro años. Ya se sabe que esto queda sometido al relativismo político derivado de los acontecimientos, pero de momento todo parece indicar que el poder socialista se fortalece y se afianza, con la compañía, problemática pero eficaz, de Podemos, su cmpañero de coalición, y en una etapa que ahora se abre y que se cartacterizará por el fortalecimiento de esa coalición. Los socialistas entran en una etapa nueva dentro del poder que, si aciertan a administrarla, pueden dar en ella pasos de gran importancia, cuidando mucho de no meter la patita, como algunas veces les ha ocurrido. Han de ser conscientes de la responsabilidad que ahora añaden a las que ya tenían. Y están obligados a ser prudentes y no equivocarse, por ejemplo, con la tentación de aprovecharse de la debilidad en que ha entrado la derecha, lo qie además sería una estupidez. Tienen que examinarse a sí mismos y ser conscientes de que están obligados a saber administrar sus nuevos poderes. Lo sucedido en Cataluña y la debilidad en que ha entrado el PP tienen que conducirles por la senda de la prudencia inteligente, si no quieren equivocarse como colegiales. Pero el PP tampoco tiene que equivocarse. Unos y otros han de saber jugar sus papeles con la mencionada inteligencia y ser capaces de administrar bien sus tan diferentes poderes. Ya habrá tiempo de entrar en el tema de Cataluña y asuntos conexos. Vamos a ir poco a poco y con la debida mesura. El próximo día seguimos.
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