El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, ha advertido este miércoles que ceder el control de la Policía Fronteriza en Cisjordania al ultraderechista Itamar Ben Gvir, quien ocupará el puesto de ministro de Seguridad Nacional en el nuevo Gobierno, causará un "daño grave" a la seguridad. En este sentido, Gantz ha explicado que el mando militar y su estructura han de permanecer independientes del control político. "Ustedes nunca inclinarán la cabeza ante un sistema de presión política", ha dicho, refiriéndose directamente a los militares israelíes, según ha recogido el diario 'The Times of Israel'. "Hago hincapié en que, si bien el jefe de personal y los comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel están sujetos a las decisiones políticas, tienen la autoridad y la responsabilidad de gestionar las actividades operativas y de mando de las FDI", ha recordado.
ISRAEL NO SERÁ GOBERNADA POR LA LEY TALMÚDICA
Ante la polémica entrada de la ultraderecha en el Gobierno israelí, el primer ministro designado, Benjamin Netanyahu, ha expresado que Israel "no será gobernada por la ley talmúdica" ni prohibirá la representación LGTB. "Como saben, mi opinión sobre eso es marcadamente diferente (a la de la extrema derecha), por decirlo suavemente. Vamos a seguir siendo un país de leyes", ha asegurado durante una entrevista en el 'podcast' de la periodista Bari Weiss. Ben Gvir ocupará el puesto de ministro de Seguridad Nacional tras un acuerdo entre su partido, Otzma Yehudi, y el Likud de Netanyahu. El pacto forma parte de los contactos para formar Gobierno con varios partidos ultraderechistas y ultraortodoxos, entre ellos Sionismo Religioso, Shas y Judaísmo Unido de la Torá. Así, la Policía Fronteriza en Cisjordania, una unidad que cuenta con cerca de 2.000 soldados y que cuenta entre sus funciones con tareas antidisturbios, arrestos y evacuación de asentamientos, pasará de estar bajo órdenes del Ejército a quedar en manos de la cartera de Ben Gvir. El bloque encabezado por el Likud, que cuenta con el apoyo de partidos ultraortodoxos y ultraderechistas, cuenta con 64 de los 120 escaños de la Knesset tras los comicios del 1 de noviembre, por lo que Netanyahu tiene el camino abierto para volver al cargo menos de dos años después de su derrota electoral.
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