El Gobierno ruso ha anunciado este viernes el comienzo de restricciones temporales para la mayor parte de las exportaciones de uranio enriquecido a Estados Unidos en represalia contra las impuestas por Estados Unidos sobre estos productos rusos durante los próximos tres años. El año pasado Estados Unidos importaba una tercera parte de su consumo total de uranio enriquecido desde Rusia, el productor más barato del mundo, en lo que se trataba hasta el momento uno de los últimos grandes vínculos económicos que permanecían vigentes entre Washington y Moscú, a pesar de las sanciones por la invasión rusa de Ucrania, dada la enorme dificultad que comportaba modificar una cadena de suministro de semejante producto. De hecho, la restricción promulgada en mayo de este año por la Casa Blanca también contempla excepciones a la importación de uranio ruso "si el solicitante puede demostrar que no tiene una fuente alternativa viable de uranio o que dichas importaciones redundan en el interés nacional". "La implementación de estas restricciones puede perturbar las operaciones de las centrales nucleares norteamericanas durante los próximos meses", hizo saber la Casa Blanca en su momento. De hecho, hasta tal punto es delicada la mencionada cadena, que la restricción de este viernes en Rusia también contempla excepciones puntuales, siempre que estén aprobadas por su Servicio Federal de Control Técnico y de Exportaciones.
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