El partido-milicia libanés Hezbolá ha perpetrado crímenes de guerra por sus lanzamientos de cohetes sobre territorio israelí, según un informe de Amnistía Internacional que concluye que, en estos ataques, el grupo chií utilizó armamento de naturaleza imprecisa que provocó víctimas civiles al otro lado de la frontera. En concreto, la ONG ha examinado tres ataques perpetrados en octubre que dejaron ocho muertos y al menos 16 heridos en Israel y ha concluido que supusieron violaciones del Derecho Internacional, fruto de un uso "imprudente" de los cohetes, como ha explicado la secretaria general de la Amnistía, Agnès Callamard. Hezbolá utilizó en estos bombardeos sistemas de lanzacohetes múltiples no guiados, cuyos proyectiles carecen de fiabilidad en cuanto al objetivo que buscan alcanzar. Los expertos de la ONG, que han examinado en estos meses las pruebas relativas a estos ataques, entienden que no se respeto el principio de distinción entre objetivos militares y civiles, aunque el contexto sea de guerra. De hecho, el grupo chií declaró en algunos de los casos que sus ataques iban dirigidos contra objetivos militares, pero en otros explicitaron que buscaban impactar sobre localidades civiles en general. "La población civil y los bienes de carácter civil no son objetivos y deben ser protegidos. Los ataques directos contra civiles y bienes de carácter civil que matan y hieren a civiles deben investigarse como crímenes de guerra", ha lamentado Callamard. Amnistía Internacional lleva meses investigando los efectos colaterales del conflicto desatado entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y Hezbolá, iniciado hace más de un año pero recrudecido en septiembre de 2024. Sólo en el primer día de la bautizada como Operación Flechas del Norte, Hezbolá lanzó más de 200 cohetes hacia Israel. La ONG ya había examinado previamente los bombardeos israelíes sobre Líbano y también concluyó que podían ser constitutivos de crímenes de guerra, en la medida en que también provocaron estragos entre la población civil. Las autoridades libanesas estiman que más de 4.000 personas han muerto por los ataques de Israel, mientras que las israelíes cifran en más de cien los fallecidos al otro lado de la frontera.
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