¡Cómo ha cambiado el cuento! Hubo quien dijo que “los lactantes de hoy serán los mamones de mañana”... ¿Les ha enganchado a ustedes, amigos lectores, el cambio?
Veamos: ayer, se dejaba la puerta de casa abierta, y a la vuelta te encontrabas una caja de galletas de chocolate; hoy, nos quedamos sin casa, que la disfruta el okupa de turno y que a su vez posee la facultad de alquilarla.
Ayer, sabías a qué atenerte respecto a la economía familiar; hoy sube el precio de la leche, del tabaco, del transporte, del combustible.
Ayer, cinco mil pesetas duraban una eternidad; hoy, cincuenta euros se esfuman después de ser cambiados.
Ayer, quien se ponía enfermo sanaba o fallecía; hoy, citan a una persona para una intervención quirúrgica cuando lleva meses “criando malvas”.
Ayer, la educación respondía a eso de “la letra entra con sangre”, pero era enciclopédica; hoy, la “sangre” es la del docente y se imparten materias sobre religiones alternativas, ideologías de género..., para contentar a los gobiernos de turno y aumentar el fracaso escolar.
Ayer, los “moños” y las “colas de caballo” eran peinados propios de la mujer; hoy, han dejado de ser exclusividad femenina, ya que comparten esa exclusividad con parte del género masculino... ¡Esto no es serio!
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