| ||||||||||||||||||||||
¡Cómo ha cambiado el cuento! Hubo quien dijo que “los lactantes de hoy serán los mamones de mañana”... ¿Les ha enganchado a ustedes, amigos lectores, el cambio? Veamos: ayer, se dejaba la puerta de casa abierta, y a la vuelta te encontrabas una caja de galletas de chocolate; hoy, nos quedamos sin casa, que la disfruta el okupa de turno y que a su vez posee la facultad de alquilarla.
En España, la tradición de regalar flores sin razón se ha practicado durante mucho tiempo. Un gesto de cariño, afecto o aprecio en su forma más espontánea, sin motivo especial, parece una herramienta tan simple para mantener relaciones. Este artículo presenta las mejores flores para regalar “porque sí” y el significado de este detalle en la cultura española.
Los miembros del segmento de plata, a los que envío estas reflexiones especialmente, somos muy proclives a manifestar nuestro rechazo a muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Sin darnos cuenta, caemos en el síndrome del “abuelo Cebolleta” proclamando aquello de “en mis tiempos…”.
A medida que vamos adquiriendo responsabilidades, vamos añadiendo cargas a nuestra vida. Y eso, supone crecer. Existen unas etapas vitales en las cuales no tenemos ningún tipo de preocupación porque nuestro sustento o realidad cae en otras personas, pero cuando nos vamos haciendo adultos, esto cambia por completo.
El cambio de la hora del reloj que estos días hacemos, me ha hecho pensar en el tesoro del tiempo, más importante que cualquier tesoro material (y si no que se lo digan a Steve Jobs, que con sus miles de millones de dólares no pudo hacer nada para detener el cáncer que le mató).
No sé si sean pocos, pero a veces pienso que solo unos cuantos caen en cuenta que llevamos a nuestro lado un pasado que potencia. Sí, un ayer que es resorte y fulcro a la vez. Historia con rostro, nombre y apellido significativo para cada quien.
Últimamente las calles de mi pueblo, los bares de tertulia, los salones de mayores, la intimidad de las casa resumen “algo”; no sabría definirlo pero tiene que ver con la “intranquilidad”, con el “desasosiego”; “algo” que nos distancia... “algo” que rezuma desconfianza...
El arte de andar en bici, de moverse de esa extraña forma, 1, 2, 3, moviendo las caderas, manchándose bien los pantalones, con el bolso de cintura en la cesta y los guantes en las manos para protegerlas...
El inicio de la pubertad es, igualmente, el inicio de nuestro yo personal y social. Seremos lo que nos propongamos y con inteligencia desarrollemos; todo ello bajo el entorno de las normas de convivencia.
Andar otra vez el pasado, mirarlo con nuevos ojos, desahogarse, soltar, perdonar, recordar detalles y, de forma diferente, asumir una postura nueva desde la posibilidad de la reconstrucción cerebral –la cual termina siendo la realidad del pasado para el individuo de hoy–, es lo que la poesía facilita para quien se atreve a modificar lo sucedido desde la mirada del presente.
Recuperar nuestras experiencias es, en cierta forma, contar con la posibilidad de reconfigurar una aproximación más cercana a responder las interrogantes -siempre inquietantes-, sobre quiénes somos en lo más profundo. Cada vez me queda claro, que, por muchos factores, el futuro constantemente nos está hablando, por ello, el pasado es un cruce de caminos que merece ser mirado de nuevas formas.
Tres amigos, José, Norberto y Jacinto, conversaban amenamente, bajo las copiosas sombra de las hojas del jardín de José, y de un inmenso árbol de mango, que sus frutas parecían manzanas, en donde degustaban, unos frijoles molidos con chile y pan francés, y de sobre mesa unas galletas simples.
|