No sé si sean pocos, pero a veces pienso que solo unos cuantos caen en cuenta que llevamos a nuestro lado un pasado que potencia. Sí, un ayer que es resorte y fulcro a la vez. Historia con rostro, nombre y apellido significativo para cada quien.
Yo me siento otro cuando caigo en cuenta que no solo soy yo quien hace frente a algunas situaciones. Me percato diferente, me asumo crecido cuando vivencio en mi presente la carga histórica ancestral y mis seres muy cercanos, algunos sanguíneos y otros no, que van a mi lado.
Sé que no estoy solo. Sé que soy más cuando me experimento en la otredad invisible gracias a la que soy. Por ejemplo, me siento otro, me siento más humano, más fuerte, inquebrantable, cuando me asumo heredero de las rieleras y las adelitas…
Las rieleras corren, / asen a sus raquíticos cuerpos las provisiones, / están forradas de valor y esperanza, / brincan un obstáculo, / saltan otro y casi caen, / el sudor nubla su mirada, / pero corren y vuelven a trotar, / son fenómenos: / les salen más manos, / parecen pulpos. / Algunas son ancianas, / otras púberes, / la mayoría adultas envejecidas a la fuerza, / se les escapa la meta, el peldaño... el cabús. / Sus cuerpos están acostumbrados al trajín, / a la presión, / a la angustia de no alcanzar el coloso humeante, / pero las nobles mujeres no se dan por vencidas: / - ¡lleve tres y pague dos! / - ¡un taco para el camino! / - ¡pollo frito para el chamaco! / - ¡compre atole para el tamal! / esas son las mujeres de las que vengo, / las madres que no tuvieron madre / porque fueron abandonadas, / arrojadas a la bondad de la gente, / las que llevan su temor entre el rebozo y la enagua; / son descendientes directas de las soldaderas, / las que nos amamantaron / mientras vendían lo que fuera, / las que convencían por su condición / no por la pompa de sus viandas. / Les juro que son hijas de las adelitas / provienen de la tropa, / de los campos de cultivo, / ¡Aquella es mi madre! / ¡Todas son nuestras madres! / las que dejaron los años sobre los rieles, / en aquella bendita mole que nos dio de tragar, / en "La Bestia" que hoy transporta migrantes, / siluetas en tierra ajena, / sombras protegidas por los espíritus de nuestras mamás, / por las almas de nuestras mamás rieleras. / Ya no venden sus benditos guisos, / ahora protegen y curan al hermano, / al desamparado, / a los que son cazados, / a quienes lloran en soledad, / ¡Adelante madres, sigan trabajando, / vayan de aquí para allá! / Su ejemplo vive en nosotros, / nos sentimos cobijados, / sabemos que su amor no tiene final. (No descansan. APR).
La realidad es otra cuando nos damos la oportunidad de ver esa carga ancestral en quienes nos rodean.
Viniste a mí descalza / lo hiciste acompañada / detrás de ti / venía tu abuela / nuestras abuelas / la bruja sacrificada / la chamana incomprendida / la tarotista diestra / la amante de fuego / la utópica ferviente / la escritora puntual / la fuente perenne / todas venían contigo / retahíla invisible / que pasa desapercibida / cuando dormido estás / que salta a la vista / en unión sincrónica / del contacto / de tus pies descalzos / con la Madre Tierra / de tu fina dermis / que evocó en mí / mi ruta / mi hogar / mi femenino / mi origen / mi Yo (Descalza. APR).
Cuando podemos ver esa retahíla de sucesos y personas que acompañan a cada quien, logramos hacer visible que todo está concatenado, articulado, de tal manera, que, somos un todo, nodos de una inteligencia colectiva que toma consciencia de sí, cuando hay personas que lo señalan, que lo hacen presente.
Por mis venas corre polvo de estrellas / soy punto en la circunferencia / soy la confluencia de la vastedad y lo microscópico / soy el aquí y el ahora / de los tiempos que se pierden / en la retahíla sucesoria / soy yo dando sentido a la maquinaria compleja / del relojero experto en signos casas y constelaciones / soy yo viajando por el Universo / mientras me traspasan los vientos celestes / que todo lo envuelven y todo lo afectan / soy yo en la otredad y en mí mismo / soy yo reconociéndome Hijo de la Luz y de las Sombras / soy yo consciente de mí de mi tiempo y de mis circunstancias / el paraíso y el infierno están en mí soy yo y nadie más / nada me moverá de mi refugio interno / pese a los más grises presagios / y a los días aciagos infaltables / con la convicción de ser polvo de estrellas / sigo mi camino adelante / siempre adelante/ ¡jamás me daré por vencido! / ¡jamás! / Así sea (Polvo de estrellas. APR).
Hay pasado que es presente y potencia.
Pasado que no lo es tanto, porque al traerlo al presente, se hace vivo, por ello, vivifica y potencia.
Me congratulo de vivir en una tierra que se potencia en su pasado, que le ancla a la tierra sin que sea esclavitud, sino fulcro.
Raíces, cimientos, plataforma de lanzamiento. Punto geométrico en el que nuestros muertos van a nuestro lado, nos aconsejan, motivan e impulsan a dar lo nuestro. Día de Muertos de trescientos sesenta y cinco días. Calzada de los Muertos, camino constante, continuo, permanente.
Toma mi oído, aconséjame, entrenamiento en el que hablo con lo invisible. Aquí, donde, como dice la canción, “lo que se ama nunca muere…”, además de que expande, multiplica, fortifica, favorece e impulsa.
Cabe puntualizar, le decía Mauricio a José, que las notas de lo cotidiano no son registradas con fechas, pero dicho documento adquiere la categoría de diario, y no de libro de apuntes, porque fíjate que Ariel, cada vez que escribía, señalaba si era un lunes, jueves o sábado; envolviendo una historia lineal en una secuencia circular de días de la semana.
La revista literaria Filigramma, publicación del Círculo de Escritores Sabersinfin, llega a su edición número 19 celebrando cinco años de trayectoria y consolidándose como una plataforma cultural con importante presencia en Latinoamérica. Dirigida por el poeta y educador Abel Pérez Rojas, Filigramma se ha convertido en un espacio fundamental para la expresión de la literatura, el ensayo y la poesía en el contexto latinoamericano.