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En breve saldrá a circulación Estrategias de negocio desde la Etología, de Salvador Calva Morales, un libro de la colección que lleva el nombre del veterinario, educador y poeta, quien ha dedicado gran parte de su vida a convivir con animales domésticos y silvestres, así como a desarrollar su actividad empresarial.
Eva y Luis se miraron al borde de un puente donde las aguas, como ellos, se encontraban y entrelazaban sus destinos. En la quietud del atardecer, los dos eran tan opuestos como el día y la noche, pero en ese momento, sintieron que el mundo comenzaba a partir de allí, sin memoria de caminos previos, sin el peso de las decisiones antiguas.
El pasado martes, en un acto cargado de emotividad y compromiso con la literatura, se presentó la Agenda de poesía latinoamericana actual 2025 en el histórico Paraninfo del Edificio Carolino de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Este evento, organizado por el movimiento científico y cultural Sabersinfin, reunió a destacados poetas, autoridades, artistas y amantes de la poesía en una celebración de la diversidad y riqueza lírica de nuestra región.
Otra faceta que complementa y enriquece el espíritu de Filigramma es la realización de los Encuentros Internacionales de Poesía Sabersinfin, eventos que han reunido a poetas de distintas latitudes y que en mayo del próximo año celebrarán su VII edición, en colaboración con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El movimiento internacional científico y cultural Sabersinfin, fundado en el año 2006 en la ciudad de Puebla, México, ha anunciado la presentación de la Agenda de poesía latinoamericana actual 2025. La agenda es fruto de un esfuerzo colectivo que visibiliza a una amplia red de poetas que han trabajado juntos durante los 18 años de existencia del movimiento Sabersinfin.
Silencio, un silencio tan denso que parecía llenar cada rincón. Héctor se detuvo en medio del campo devastado, observando las sombras que la luz del atardecer proyectaba sobre las colinas. El campo, alguna vez fecundo, ahora yacía como una osamenta desnuda, un testimonio de lo que fue y de lo que ya no volvería.
Había algo en la manera en que ella me miraba, un gesto silencioso que hablaba más que cualquier palabra. Esa noche, mientras el viento susurraba entre los árboles, me mostró su pecho desnudo, pero no era el cuerpo lo que se ofrecía ante mí, sino el alma.
El amanecer se filtraba por la ventana, y aunque el día avanzaba, todo se sentía lejano. Las calles resonaban con los sonidos de siempre, y la rutina seguía su curso, mientras una sensación de vacío lo inundaba. Las conversaciones y las palabras flotando a su alrededor ya no lograban conectarlo con los demás.
En una ciudad siempre agitada, donde la gente apenas notaba los detalles, un hombre pasaba desapercibido. Sin nombre, sin prisa, caminaba con su cuaderno gastado bajo el brazo, dejando pequeños papeles con versos escritos. Nadie sabía quién era, pero algunos lo llamaban “el poeta del silencio”.
La ciudad es un laberinto, y Guadalupe lo sabe. Cada mañana enfrenta el caos de autos y murmullos que parecen consumir a quienes transitan. Sin embargo, ella escucha algo más profundo: la vida que persiste entre el caos. La corrupción, la inseguridad y los rostros endurecidos están ahí, pero dentro de Lupita, como algunos la llaman, hay una certeza.
Con los ojos cerrados y el corazón latiendo al compás de sus pensamientos, decidió entregarse. No había marcha atrás. Desde lo alto del acantilado, el flujo la llamaba, susurrándole promesas de transformación. El miedo se disolvía, reemplazado por una certeza que no lograba explicarse.
Ya está en circulación el número 18 de la revista literaria Filigramma. En esta edición, el tema de las personas desaparecidas y la incansable búsqueda de sus familiares por esclarecer su paradero se convierte en el núcleo que da título a la publicación.
En un pequeño rincón del mundo, Marta había desarrollado una habilidad peculiar: hablaba poco, pero cuando lo hacía, cada palabra parecía gravitar hacia los oídos con una precisión quirúrgica. No era que temiera hablar, sino que había aprendido con los años que las palabras, como los cuchillos, pueden cortar en ambas direcciones.
En un futuro no tan lejano, la humanidad había entregado su conciencia a las máquinas. Los cuerpos se convirtieron en datos, la memoria en pulsos eléctricos. La fragilidad humana se había perdido en el vasto océano de información. Sin embargo, en lo más profundo del código, algunos fragmentos de humanidad resistían, ocultos en rincones oscuros, esperando ser redescubiertos.
En una oscura sala de control, oculta en las profundidades de la ciudad subterránea, una terminal antigua parpadea débilmente. Los códigos corren por la pantalla, líneas interminables de programación que guardan los secretos de una humanidad que eligió esconderse del caos en la superficie.
Las manecillas del viejo reloj sobre el baúl continúan su marcha incesante. Como disciplinadas soldados y constantes obreras, cumplen su imparable labor al ritmo del ¡tic!, ¡tac!, ¡tic!, ¡tac! Libros y más libros abarrotan la habitación, una computadora negra en modo de ahorro de energía, y una botella de mezcal recién abierta que deja escapar su inconfundible aroma a agave.
La vejez ha estado históricamente cargada de estigmas, especialmente en relación con la sexualidad. "Octosexualidad: visión octagelescente" (Universidad Mesoamericana, 2024), de Salvador Calva Morales, emerge como una obra clave en el campo de la gerontología sexual, desafiando las nociones convencionales y proponiendo una visión renovada sobre la sexualidad en personas mayores de ochenta años.
Los espasmos finales de la petite mort marcan la desconexión de este plano. La realidad se disuelve, y el amante se sumerge en un puente entre lo tangible y lo etéreo. Las formas se desvanecen en pulsos eléctricos, y la mente vaga hacia lo desconocido, cuestionando su verdadera esencia. ¿Es él mismo o alguien más en este espacio intermedio? La respuesta escapa, un susurro queda en el aire.
No hay un solo resquicio libre en las majestuosas paredes de la bella casa colonial. En alguna escasa rendija, apenas se asoma el rosa mexicano deslavado que recubre el repello. Mientras su papá pinta la recepción de la amplia construcción, ella va y viene subiendo las escaleras con la sonrisa a flor de piel. Su alegría es tal que inunda todo el inmueble.
Los rayos del sol transforman lo gris en algo menos sombrío y lo claro en luminosidad. Una vez más, esta afirmación se confirma con el amarillento papel sobre la lápida de concreto frío; el haz de luz genera la ilusión de que se trata de hojas recientes, no de desgastada celulosa de contrabando.
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