MADRID, 8 (OTR/PRESS) Estamos de enhorabuena. Los jóvenes españoles van a tener una vivienda en régimen de compra o alquiler en condiciones ventajosas. Pedro Sánchez prometió construir 184.000 viviendas y Núñez Feijóo anuncia un gran pacto para construirlas en las doce comunidades que gobierna el PP. Solo hace falta que nos lo creamos porque estamos dónde estamos y venimos de dónde venimos: seis años lleva Sánchez al frente del Gobierno y otros seis estuvo Mariano Rajoy con el PP en La Moncloa. La escasez y el precio de la vivienda comparece en todas las encuestas como el principal problema entre las preocupaciones de los ciudadanos. Viene de atrás, de muy atrás, pero es ahora cuando los políticos parece que se han dado cuenta. Habrá que ver en qué quedan las promesas porque sí hacemos memoria la mayoría se las lleva el viento. Todos los partidos llevan promesas de construcción de viviendas en sus programas; promesas que olvidan así que pasan las elecciones. Pero es un drama social. Tal y como está el crédito bancario, las hipotecas, para buena parte de los jóvenes comprar una vivienda supone contraer un crédito que se lleva el salario de un trabajador medio durante veinte o más años. Una hipoteca que condiciona su vida en orden a formar una familia. Dado el bajo nivel de los salarios y tal y como está de cara la vida, se entiende la desesperanza a la que remite una situación a la que los políticos parece que empiezan a prestar atención al hilo de las encuestas que señalan que la vivienda -compra o alquiler- es un problema social acuciante. También para construirlas. Entre otras cosas porque construir en España es entrar en el mar de los sargazos burocráticos. Todo son trabas: retrasos en las licitaciones y limitaciones por causas medio ambientales cuando no -ahí está la abultada agenda de tribunales- apaños en las licitaciones de obra o en las recalificaciones de los terrenos. Cuesta creer que las cosas vayan a cambiar, pero suena bien tanta promesa de construcción de viviendas para paliar uno de los dramas sociales de nuestro tiempo .
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