Las conversaciones para formar gobierno entre el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPO) y el Partido Popular Austriaco (OVP) han fracasado este miércoles tras varios días de 'impasse' debido a las diferencias entre las dos formaciones, especialmente en lo referente a la política exterior y el reparto de carteras ministeriales. Ahora, cuatro meses y medio después de la celebración de las elecciones parlamentarias, que tuvieron lugar en septiembre y dieron la victoria a los ultraderechistas, Austria sigue sin Gobierno en lo que es ya una situación sin precedentes. El presidente del país, Alexander van der Bellen, había encargado el mes pasado al líder de extrema derecha Herbert Kickl la formación de un gobierno, por lo que en caso de haber logrado unas conversaciones fructíferas entre las partes, Kickl se habría convertido en el primer canciller de extrema derecha del país. No obstante, el propio Kickl ha tenido que comunicarle este miércoles al jefe de Estado austriaco el fin de las negociaciones con los conservadores, según informaciones recogidas por el diario 'Die Presse'. En este sentido, ha retirado su mandato para poder formar gobierno, tal y como han confirmado desde su formación, que culpa al líder del OVP, Christian Stocker, de la imposibilidad de seguir adelante. Sin embargo, Stocker ha asegurado que el fracaso se debe, en realidad, a la "actitud de Kickl", que solo busca "poder" y "carece de compromiso real". "Kickl quedó primero en las elecciones, pero eso no justifica sus exigencias para hacerse con todo el poder. Un gobierno de centroderecha ha fracasado debido a su actitud", ha aseverado. Las diferencias sobre política exterior y de seguridad, así como sus planteamientos respecto a la Unión Europea y la política migratoria son otros de los asuntos que han obstaculizado las negociaciones para constituir un gobierno. Está previsto que Van der Bellen se dirija a la nación en un discurso que tendrá lugar sobre las 18.30 (hora local) desde la sede de la Presidencia. Por el momento, todo apunta a que los diferentes partidos tienen un largo camino por delante para lograr finalmente la formación de un ejecutivo.
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