UNICEF alerta del estigma que acompaña a estos niños incluso después de su desmovilización
Los menores de edad representan en cualquier contexto de violencia o conflicto armado un colectivo vulnerable en múltiples ámbitos, como recuerdan de manera recurrente organizaciones humanitarias y de la sociedad civil que ponen el foco en riesgos como el reclutamiento de estos niños y niñas por parte de grupos armados, una amenaza ya palpable en contextos como Haití o República Democrática del Congo. El 12 de marzo se conmemoró el Día Internacional contra el Uso de Niños Soldado, una fecha con la que la ONU quiso recordar que más de 473 millones de niños viven en zonas de conflicto y, por tanto, están en peligro. Los últimos datos recabados por Naciones Unidas se remontan al año 2023, cuando se confirmaron 8.655 casos de reclutamiento en todo el mundo. Los propios expertos asumen que estas cifras, que incluyen en la lista negra a países como República Democrática del Congo, Birmania, Siria, Malí y Nigeria, son apenas la punta del iceberg y que los datos reales son incluso mayores. El próximo informe se conocerá previsiblemente en junio, pero Ernesto Granillo, especialista del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), asume que "los números van a ser altos". Granillo reivindica en una entrevista a Europa Press la importancia de intentar arrojar algo de luz estadística a la tragedia y califica de "complejo" cualquier proceso de verificación --"puede llevar varios meses", explica--. En Birmania, por ejemplo, el acceso es "sumamente limitado", al igual que en el norte de Malí o en el noreste de Nigeria, mientras que en la Franja de Gaza pueden empezar a conocerse más datos si la situación se estabiliza. Uno de los focos de preocupación actual deriva de la escalada de violencia en el este de la RDC, donde la ofensiva del grupo rebelde Movimiento 23 de marzo (M23) ha llevado en el caso de UNICEF a quedarse únicamente en la zona con el personal esencial. La agencia ha advertido de que el caos en que vive sumida la región congoleña de Kivu Norte, "una crisis sumamente complicada" en palabras de Granillo, es el caladero perfecto para el reclutamiento, al igual que la espiral de violencia que arrastra Haití desde hace varios años por la creciente presencia de bandas armadas. El reclutamiento en el país caribeño se ha disparado un 70 por ciento en el último año, según UNICEF.
SALIR ADELANTE
Los niños varones suelen ser las principales víctimas del reclutamiento, pero las niñas están igualmente expuestas, en su caso también a merced de matrimonios forzados o violencia sexual. Marie, congoleña, tenía 14 años cuando se la llevaron al bosque y se convirtió en víctima de malos tratos y violaciones. Ahora, explica gracias al apoyo de UNICEF, que ha podido salir adelante y convertirse en una persona "de gran valor" para su propia comunidad, algo que no siempre ocurre porque incluso después de recuperar la libertad este tipo de niños y jóvenes pueden seguir arrastrando un estigma social. En el caso de las mujeres, pueden regresar incluso ya como madres. Ernesto Granillo explica que la desmovilización no es el final del camino, sino un paso previo a la "reintegración". Y en esta segundo punto, añade, siempre se tienen que tomar decisiones "en el mejor interés de los niños", aunque sea a costa de que no vuelvan con sus familias o comunidades si con ello pueden estar en "peligro". En este sentido, recuerda que los menores reclutados por grupos armados son igualmente víctimas, aunque pueda parecer voluntario en algunos casos. "Un reclutamiento de los niños por definición es forzado", por lo que Granillo insta a que todas las partes en conflicto lo tengan en cuenta en el marco de conflictos y también después. Este especialista incide en que, con un trato adecuado, todos estos niños pueden salir adelante y cita el caso de una joven colombiana a la que él mismo conoció en un reciente viaje y que pasó años integrada en una guerrilla. Quedó discapacitada por un accidente con un artefacto explosivo y ahora su vida es otra: "Como todos los jóvenes, encara la vida con optimismo y deseo de triunfar".
AYUDA PARA QUE TENGAN UN FUTURO
Un optimismo compartido con Albert, que trabajaba en un molino de la RDC cuando su jefe le metió en un grupo del que recibió formación militar y junto al que se fue "al campo de batalla". Logró huir y ahora reclama al mundo "que ayude a los niños que aún siguen en grupos armados, para que salgan y puedan tener un futuro". Granillo reclama a la comunidad internacional que exija en todo momento "responsabilidades" a los actores vinculados directa o indirectamente con violaciones de los derechos de la infancia y que apueste por inversiones inmediatas y a largo plazo en favor de antiguos niños soldado. Sin embargo, también admite que la mayor ayuda es trabajar por una diplomacia humanitaria y en aras de una "paz duradera" para países en guerra. "La protección de la infancia más importante que existe es que no haya conflicto", apostilla este experto.
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